Crónica de «Purga» de Sofi Oksanen

Purga

En la saga Dune, las hermanas de la orden Bene Gesserit que sobreviven al “ritual de la Agonía” – la ingestión del Agua de la Vida – son elevadas a un estado superior de consciencia, en el que les son desveladas las “Otras Memorias”, es decir, la personalidad y los recuerdos de todas sus antepasadas femeninas. Sin embargo, también se les advierte de que una vez transformadas habrá un lugar “al que no podrán mirar”: el lugar en donde se encuentran las memorias de sus ancestros masculinos.

Esto no es Arrakis, estamos en España. No somos -al menos la mayoría- hermanas Bene Gesserit, pero muchos buscamos si no niveles superiores de consciencia al menos cierta apertura de mente, ensanchamiento de nuestro intelecto y en general mejores herramientas para entender el mundo que nos rodea. En nuestro caso en vez de beber “Agua de la Vida” – difícil de conseguir por estos lares –  usamos la literatura, el teatro, el cine y el arte en general para iluminarnos. Y sí, ¡ADEMÁS!, nos entretenemos,

Curiosamente, la mayoría de los españoles al igual que esas monjas de saga de ciencia ficción también tenemos “un lugar al que no podemos mirar”. Es un lugar cuya v visión nos provoca desasosiego. Ese lugar de aborrecimiento está donde quiera que habite un argumento que nos haga dudar de nuestras opiniones, especialmente aquellas más arraigadas, aquellas que hemos hecho más nuestras. Nada nos aterroriza más que algo nos haga dudar en esos temas en los que estamos seguros de estar del lado de la razón.

En la historia reciente de España vivimos uno de los episodios más dramáticos de todo nuestro pasado, la Guerra Civil. Este feroz enfrentamiento entre españoles dejó traumas que setenta años después siguen absolutamente vigentes. Esta herida hace imposible que podamos mirar allí donde se pone en su verdadero contexto lo que ocurrió. La versión de los buenos demócratas inmaculado  y los malos fascistas. verdaderos siths está tan absolutamente arraigada en muchos corazones y cabezas que sólo la idea de poner un poco de duda sobre este simplista enfoque nos aterroriza. Da igual cuántas películas veamos, a cuántas obras de teatro asistamos, solo aceptaremos procesar aquellos contenidos que confirmen lo que ya creemos y rechazaremos con pavor las que nos hagan dudar de que tal vez las cosas no sean exactamente como las hemos asimilado.

En mi opinión, el valor principal de un texto tan evocador como es “Purga”,  de la joven autora finlandesa Sofi Oksane, es que si somos suficientemente capaces de controlar el pánico y mirar de frente a su mensaje tal vez consigamos entender que lo que creemos que fue una guerra de malos contra buenos en realidad se trató de una guerra de malos contra malos. De totalitarios de un signo, los fascistas, contra totalitarios de otro signo, los comunistas. Es cierto que en medio había unos pocos demócratas de verdad, no de los que apoyaban a Stalin o Mussolini, pero esos estaban destinados a ser engullidos el bando totalitario que ganase. Para complicar las cosas también estaban los anarquistas, siempre dispuestos a llevar la contraria y a poner en un brete a cualquiera bando que se acercara a ellos. 

En realidad el choque de totalitarismos no fue algo privativo del caso español. De hecho fue un conflicto mundial. En algunos lugares ganaron los totalitaristas fascistas y en otros los totalitaristas comunistas. Por supuesto, esto determinó quiénes serían, en cada rincón de Europa, las victimas y quiénes los verdugos.

Viendo “Purga”  uno percibe hasta qué punto fue igual de desgraciado el destino para los que perdieron, fuese cual fuese su bando. En esta obra donde los malos son los comunistas rusos que invadieron y aplastaron a la República de Estonia. Es revelador comprobar como las tragedias de los estonios fueron tan parecidas a las desgracias que vivieron los republicanos españoles. Lo que aquí era el makis allí eran los hermanos del bosque. Las torturas que aquí organizaban las fuerzas de represión franquista allí las perpetraban los jefes comunistas. Las historias son las mismas: vidas destrozadas, delaciones entre familiares, persecución, odio irracional y deshumanización.

Obras como estas son realmente necesarias para que, por fin, podamos tener una visión global libre de estereotipos de lo que ocurrió en el siglo XX en el mundo y, sobre todo en el solar europeo,. Esta obra es ese lugar al que tenemos que mirar aunque nos de miedo hacerlo.

Una vez dicho que el texto es muy necesario, además hay que resaltar que está cargado de poesía y de dramatismo lorquiano. No deja de sorprender que desde el frío mundo del mar báltico encontremos un lenguaje de tragedia familiar que resulta muy parecido al de los grandes dramas del poeta granadino. El enfoque de “Purga” es muy acertado porque se aparta de las grandes escenas de la guerra para observar escrupulosamente sus devastadores efectos en la vida doméstica de una familia. No se habla de los miles de muertos en las batallas, datos que debido a su dimensión abrumadora nos resulta a veces difícil de asimilar, sin embargo,  donde se ha puesto el foco es en una pequeña casa de kuláks estonios a la que vamos a examinar sin ningún tipo de filtro y comprobaremos hasta que punto la guerra es la más desgraciada de las actividades humanas.

La obra tiene además elementos muy interesantes como su peculiar tratamiento del tiempo. Más que flashbacks lo que hay son inmersiones en los recuerdos de la protagonista, la atormentada Allide. Estos viajes a su pasado, a través de su memoria están bellamente evocados con una muy acertada iluminación (Victor Cadenas de Gea)  y escenografía (Deborah Macías González). También, la música y las voces en off están al servicio del texto.

El punto débil de esta producción es la interpretación que en algunos casos está bastante por debajo del nivel que sería necesario. Las caracterizaciones de los personajes tampoco sobresalen incluso alguna de ellas chirría un poco. Ambos aspectos deberían ser trabajados y limados con ayuda de la dirección (José Herrero).

En resumen, creo el estreno en España de una obra tan premiada a nivel internacional como esta es un motivo para congratularnos y agradecer a Vaivén Producciónes y a Ilmatar Teatro haber tenido el acierto y el valor a enfrentarse con un texto tan bello como difícil. Para todos aquellos que se sientan con ganas de “mirar a ese lugar que normalmente no podemos ni queremos ver” una obra realmente recomendable. Para el resto tenemos en cartel un montón de obras que siguen contándonos las mismas historias de siempre y que aunque nos las vendan como “reveladoras” sólo van dirigidas a confirmar las ideas que ya tenemos…¿Verdad, Juan Diego Botto?.

Vaivén Producciones con en colaboración con Ilmatar Teatro

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