Nos recordaba el otro día, Elizabeth Perry –uno de los personajes de «Cuando deje de llover»–, como hasta Diderot no se consideraba que la vida de la gente «sencilla» fuese un material con potencial teatral suficiente como para protagonizar el hecho dramático. A partir del filósofo y dramaturgo francés se superó esta convención y los ojos de autores y espectadores enfocaron con gran interés a la pujante burguesía. Por supuesto, el peaje que tenían que pagar esos personajes sin lustre nobiliario era que sus vidas debían estar sometidas al estrés de situaciones externas de excepcional complejidad como la guerra o graves conflictos familiares o sociales, etc. Prácticamente hasta Chéjov, la vivencia interior del personaje, no fue suficiente aliciente para que éste pudiera justificar su presencia en el escenario. A partir del autor ruso no importa tanto lo que está ocurriendo en el entorno del personaje sino cómo se está desarrollando la experiencia interior de éste.
The Flick, premio Pulizter 2014 al mejor drama, comparte aspectos del teatro de Chéjov, por ejemplo, una narrativa en la que la superficie se muestra generalmente estática pero con unos personajes en cuyo interior bullen tormentas difícilmente tolerables. La autora, Annie Baker (1981), también emula a Chéjov al introducir elementos o situaciones que no hacen avanzar la narrativa pero que tienen un efecto apreciable sobre la atmósfera.
El implacable rodillo de la existencia
Tres empleados no cualificados de un destartalado cine de barrio comparten –además de un sueldo basura– la frustración por la falta de perspectivas, la dificultad para desarrollar su propia identidad y la lacerante sensación de no encajar en su entorno. El espectador irá conociendo, a través de pequeños, pero significativos, gestos y sutiles claves de texto y escenografía, la personalidad y el conflicto de Sam (Rodrigo Ramírez), el empleado más veterano –y el de más edad–; Rose (Teresa Mencía), la joven inadaptada que trasmite inseguridad y desdén a partes iguales; Avery (Mikel Bustamante) el freaky del cine con problemas adaptativos y de identidad sexual.
Realismo feroz, ironía y humor hacen que la primera parte la obra resulte una experiencia hipnotizante para el espectador. Los personajes limpian la basura de los otros mientras dejan vislumbrar los estragos que tienen que soportar para lidiar con su propia basura emocional. The Flick no trata, como tantas otras dramaturgias, sobre estrategias para encontrar la felicidad, sino que, dando esa posibilidad por perdida, reflexiona sobre tácticas para sobrellevar la frustración que provoca una vida con pocas expectativas sin dejarse aplastar por el implacable rodillo de la desesperanza. El objetivo es, por tanto, encontrar un mecanismo que permita administrar el vacío existencial con suficiente constancia de ánimo para dar una cierta imagen de normalidad y de pertenencia a un mundo en el que se saben desubicados.
Un divertimento del montaje son las constantes referencias cinematográficas y juegos que realizan Sam y, sobre todo, Avery, algunas de las cuales hacen guiños o vuelcan carga simbólica sobre la trama. Especialmente significativa es la mención a Pulp Fiction, «la última obra de arte del cine americano» según Avery. De esta cinta se menciona varias veces el pasaje en el que el personaje que representa Samuel L. Jackson cita a Ezequiel (25:17). Un texto que cobrará todo su significado dramático en la conclusión de la obra.
Otro de los temas sobre los que pivota la dramaturgia es la búsqueda al autenticidad. Una preocupación muy del siglo XXI que preocupa especialmente a Avery, pero que no es ajeno a Rose. En diferentes momentos ambos confiesan su frustración por no ser capaces de conocerse mejor (a sí mismos). Este hándicap les inhabilita para presentarse ante el mundo de la forma natural y auténtica con la que ellos consideran que deberían interactuar con los otros.
Este texto que aborda problemáticas de gran actualidad pone sobre la mesa una serie de preguntas importantes que no se responden y quedan revoloteando en la cabeza del espectador. Como digo la estructura es brillante al principio pero a medida que avanza el texto pierde un poco del hipnotismo inicial debido a la querencia de Baker por introducir subtramas y elementos que no hacen avanzar la narrativa o cuyo significado ya ha sido suficientemente expuesto. En cualquier caso una dramaturgia interesante porque habla sobre nosotros, nuestros valores, nuestros conflictos y sobre el desafío que supone llevar con dignidad una existencia que tantas veces resulta demoledoramente decepcionante.
El montaje de Theatre for the people
El montaje que presenta Theatre for the people destaca por la solvencia de los intérpretes y una dirección llena de matices.
Adán Black ha realizado alguna pequeña adaptación en los personajes. Avery en el texto original es un afroamericano y Rose tiene un aspecto más marginal (pelo teñido de verde, ropa holgada unisex) que el personaje que encarna Teresa Mencía. Para la autora –gran amante del lenguaje cinematográfico– los personajes representaban la triada perfecta de los donnadies del cine: el judio (sam), el afroamericano (Avery) y la mujer (Rose).
Frente a tantas otras salas con una programación errática o sencillamente demasiado conservadora, Theatre for the people, vuelve a ofrecer una dramaturgia contemporánea, absolutamente interesante y la ofrece con unos estándares de calidad sorprendentes habida cuenta de las limitaciones del espacio.
Espero que este montaje pueda tener una vida mucho más larga, más allá del loable trabajo de investigación y exhibición de Theatre for the people.
Premios:
Premio Pulitzer Categoría Mejor Drama 2014
Premio OBIE Mejor Dramaturgia, 2013 (Off-Broadway Theater Awards)
Premio Susan Smith Blackburn 2013
Nominada al Premio Drama Desk a la mejor obra, 2013
Nominada al Premio Lucille Lortel a la mejor obra, 2013
Finalista al premio del Círculo de Críticos de Nueva york a la mejor obra, 2013
Ficha:
Autoría: Annie Baker
Dirección y traducción: Adán Black
Elenco:
Rose…Teresa Mencía
Avery…Mikel Bustamante
Sam…..Rodrigo Ramírez
The Dreaming Man/Skylar..José Ángel Trigo
Próximos pases:
Entrada gratuita: Se entregan en la puerta de la sala el día de la función, media hora antes del comienzo del pase, un máximo de 2 entradas gratuitas por persona hasta completar aforo de 30 personas.
Domingos de noviembre de 2015 a las 20:00
Días 8, 15, 22 y 29 de noviembre