Rasgar la nada de un escenario vacío y volver a encender ese negro silencio, de cráter de volcán dormido, es una ceremonia que, a fuerza de elementos técnicos y artificios escenográficos, ha perdido parte de su misteriosa taumaturgia. Solo a veces, el milagro de la resurrección del gesto y la palabra sobre el escenario recupera su genuino carácter dramático.

Hace unos meses, en la desaparecida sala El Sol de York pude presenciar uno de esos momentos de misteriosa transformación de lo oscuro en un universo vibrante de luz incandescente, valiéndose únicamente de la fuerza del texto, el gesto y la intención. Y surgieron esas palabras, como gotas de incandescente lava fueron lanzadas al aire para iluminar el teatro, la noche y el mundo. Sí, porque aunque a veces se olvida, un único buen actor puede iluminar la noche.
Este veterano montaje, vuelve ahora a la capital y podremos disfrutarlo durante el mes de febrero en el Teatro del Barrio.
Desprovisto de todo elemento escénico pero armado de un potente texto lleno de sarcasmo e ironía y pertrechado con un control absoluto del gesto y el movimiento Julián Ortega fue el demiurgo encargado de construir una columna de 100.000 hombres caminando hacia la libertad. Levantó con el preciso movimiento de sus brazos arrozales de verde intenso, sobrevolados por grullas y patos salvajes, y convocó, desde el escenario, al eco del fatigado lamento de la miríada de caminantes que, de improviso, inundaron la sala sala como una legión de anhelantes.
Por el siempre afable camino de las comedia vemos aproximarse a una particular tigresa. El intimidante felino exige primero nuestra ayuda, pero luego, recompensa lamiendo nuestras heridas. El animal resulta ser un exigente compañero, pero también, un aliado poderoso que, a la postre, será capaz de sacar a la superficie la fiera que todos llevamos dentro. Y es que el tiempo en el que los pueblos se vuelven tigres es aquel mismo en el que a los poderosos les castañetean los dientes.
La exposición del pedagógico mensaje de Dario Fo se presenta recubierta del encanto narrativo de los contadores de historias de Djemaa el-Fnaa; del hermoso talento enamorado de los trovadores europeos o de los contadores de mitos del Asia rural –el propio autor contaba que escuchó, por primera vez, esta historia en China ya que le fue contada por un campesino con la ayuda de un traductor–. Sin embargo, la historia de la tigresa está lejos de ser un inocuo entretenimiento de bardo trotamundos. Las palabras son dardos que contienen una sutil crítica a un régimen que nació con grandes expectativas.
Sin el elemento irónico resultaría un poco paradójico que un texto que reflexiona sobre la necesidad de despertar el poder adormecido de los pueblos usase como metáfora de este resurgimiento los eventos de la Revolución China, cuando en el tiempo en que fue escrito el relato, 1979, ésta ya había alcanzado el pináculo de su gigantesca abominación tras iniciativas de consecuencias catastróficas para la población como fueron El Gran Salto Adelante o la infame Revolución Cultural dirigida específicamente contra la cultura y los intelectuales chinos. En cualquier caso, el mensaje del relato no pierde vigencia, todo lo contrario, especialmente en un tiempo dominado por la podredumbre moral de los gobernantes –y de no pocos gobernados– como el que vivimos ahora.

Después de «La Tigresa» y tras una breve pausa comienza las segunda de las historias de la noche «El primer milagro del Niño Jesús». Relato escrito también 1979. Para mí supuso el momento más interesante de la noche. Con una jugosa encarnación deliciosamente sacrílega del Hijo de Dios que en una de las primeras escenas aparece comiéndose las moscas que caza con las manos para saciar el hambre y a la vez conjurar el aburrimiento. El relato, que el autor sugiere haber sacado de algún improbable evangelio apócrifo, presenta un niño que hoy en día sería diagnosticado rápidamente como patológicamente carente de cualquier atisbo de inteligencia emocional. Su torpeza social. unida al excepcional don de la milagrearía, sirve el conflicto en bandeja. El actor, ataviado con una hilarante media máscara, se trasforma en un personajillo de afectos disfuncionales, que me hizo reír sin parar durante toda la pieza, pero, sobre todo, en el delirante diálogo entre Dios Padre y el pequeño cretino cuando, colmada Su infinita paciencia, Dios Omnipotente, sabiéndose incapaz de meter en vereda a su tozudo vástago le increpa vencido: «Bueno, mira, haz lo que quieras porque contigo no hay quien pueda».
Con el tercer relato, «Ícaro y Dédalo», Dario Fo y Julián Ortega nos llevan a territorio clásico. Se trata también de un texto de cargado sentido metafórico en el que la intención del autor de intentar despertar la capacidad de reflexión del espectador es evidente. En el texto se presentan dos actitudes ante la injusticia en el mundo: volar, huir lo más lejos posible o quedarse e intentar arreglar las cosas. De nuevo el actor hace acopio de una infinidad de recursos y, con una muy flamígera exposición, nos conduce a través del laberinto y nos alza por los aires en un vuelo en el que tendremos que decidir si lo mejor es escapar de una realidad que no nos gusta o, por el contrario, estamos conminados a quedarnos e intentar transformarla.
En resumen, es estimulante encontrar una propuesta que apela a nuestra imaginación, que enardece nuestro pensamiento y que, sin ningún lugar a dudas provoca la reflexión. Una función divertida para los que prefieran un teatro de entretenimiento e imprescindible para los que busquen propuestas con aprovechamiento intelectual.
Coordenadas:
Teatro del Barrio
7 – 28 febrero
Dominos de Febrero a las 20,30h
Ficha:
Equipo artístico:
Autor: Dario Fo
Intérprete: Julián Ortega
Dirección: Jose A. Ortega
Equipo técnico:
Iluminación: Felipe Ramos
Traducción “La Tigresa”: Carla Matteini
Traducción “Otras Historias”: Joan Casas
Realización Máscara: Miriam Ratés (Vidas de Alambre)
Vestuario: itx
Diseño Cartel: Gerard Magri
Fotografías: Chicho
Producción: Gloria Muñoz y José Antonio Ortega (Producciones Teatrales Colaterales S.L.)
Dossier La Tigresa y otras historias copia