Crónica de «40 años de paz» de Pablo Remón

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Foto: Flora González Villanueva

[Actualización 17 de febrero de 2015]

40 años de paz» de Pablo Remón / La_Abduccion, ha obtenido cuatro candidaturas a los Premios Max: mejor espectáculo revelación; Pablo Remón, mejor autor revelación; Fernanda Orazi, mejor actriz protagonista y Emilio Tomé, mejor actor de reparto

En una coyuntura de oferta escénica hiperdimensionada como la que estamos viviendo en Madrid, la proposición más anhelada por todos los que intervienen en el proceso de creación teatral es «Entradas agotadas». Esta minúscula composición gramatical es cada vez más esquiva, por lo que podemos estar seguros de que, cuando se produce, es que realmente estamos ante un producto sobresaliente. Pues bien, eso es precisamente lo que ha ocurrido con «40 años  de paz» durante su presentación en la Sala Negra de Teatros del Canal como obra integrante de la programación del XXXIIII Festival de Otoño en Primavera.

Captura

Lo cierto es que, después del buen regusto que había dejado su anterior trabajo, «La abducción de Luis Guzmán», muchos estábamos deseando comprobar si esta incursión en el teatro de Pablo Remón, guionista cinematográfico –«Casual Day» (2007) o «Cinco metros cuadrados» (2011)–,  se iba a quedar en una experiencia más de un creador multidisciplinar o iba a ser el primer hito de una nueva carrera dramatúrgica.

Pues bien, a tenor de lo que vimos los afortunados que pudimos asistir a esta nueva función, está claro que Remón no solo tiene la vocación sino que además cuenta con la inspiración, la técnica y la sensibilidad para hacerse un hueco entre nuestras voces escénicas más interesantes.

Las claves de una dramaturgia absorbente 

«Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada». ‘Ana Karenina’, Tolstoi.

En «40 años de paz» Remón vuelve a tratar el tema de una familia en crisis. Una casona venida a menos y unos personajes que pivotan sobre un elemento icónico: una piscina abandona que funciona como una magnífica metáfora del hundimiento familiar de los García-Morato y, a su vez, del desbarre en el que ha terminado una era que comenzó con grandes expectativas.

  1. El ambiente

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    Foto: Flora González Villanueva

    La primera imagen que percibe el espectador –un grupo familiar que toma el sol alrededor de una piscina completamente descuidada– es profundamente eficaz a la hora de definir el tono y la intención de la dramaturgia. (A mí me evocó las destartaladas estancias –y cabezas– de las Beales en la mítica «Grey Gardens»). Desde ese primer instante se hace difícil contener la curiosidad sobre las circunstancias de estos personajes incluso antes de que hayan comenzado a hablar.

  2. El ritmo

    La narrativa es servida con agilidad ya que se estructura en una sucesión dinámica de escenas muy sugerentes que van presentando a cada personaje y sus circunstancias. Además, cada escena cuenta con un narrador que apostilla –con una buena dosis de ironía– lo que está sucediendo. El tempo de los diálogos es completamente fluido y las transiciones son impecables consiguiendo un efecto de inegración perfecta de las escenas.

  3. El atractivo de los personajes

    Todos los personajes –una madre enferma de soledad; un hijo poeta maldito; otro hijo genéticamente amoral; una hija profundamente desubicada– comparten el mínimo común denominador de un cierto desequilibrio mental y de una marcada desazón vital. Los personajes principales resultan reconocibles, podríamos incluso decir que son tolerablemente arquetípicos, pero ninguno está carente de sorpresa. Por otro lado, junto a los miembros de la familia y los sucesivos narradores, aparecen unos personajes secundarios fabulosos –estupendo el personaje del DJ– que se convierten en una verdadera fuerza impulsora de la trama.

  4. La narrativa

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    Foto: Flora González Villanueva

    Sería posible que el título despertase algunas reticencias. NadaRemón 1 hay menos motivador que enfrentarse a una dramaturgia de esas que, con la excusa de ser pedagógicas, se acaban convirtiendo en meras transmisoras del dogmatismo ideológico del autor. No van por ahí los tiros.  En «40 años de paz» hay un reproche para la inmoralidad del hermano facha, pero también para la inconsistencia del hermano poeta homosexual o, incluso, para la manía de la hermana –la tercera vía– de justificar su existencia a través de un maniqueo victimismo. Pero, junto con la amonestación, el autor también ha tenido una mirada benigna hacia todos sus personajes. Además, la dramaturgia está inteligentemente salpimentada de humor e ironía. Otro elemento que seduce al espectador es la magnífica creación de alguna de las escenas como la charla entre el DJ y Ricardo donde aflora el extraordinario y gogoliano relato onírico de la épifanía del DJ durante su asistencia a un funeral con la aparición de la enigmática y menuda señora costarricense portando una sandía (para mí uno de los momentos de mayor calidad literaria de esta dramaturgia).

  5. La interpretación y la dirección

    Pablo Remón vuelve a dirigir a los tres actores que ya estuvieron en «La abducción de Luis Guzmán» y a ellos se une la magnífica Fernanda Orazi. Los cuatro hacen un trabajo actoral muy afinado con las complicaciones inherentes al desdoblamiento en varios personajes. Todos merecen una sonora felicitación.  Destaco, por la filigrana de los matices, la precisa gestualidad y la vis cómica, el trabajo fascinante de Francisco Reyes. Asimismo, por lo bien ensamblada que se encuentra esta exigente maquinaria interpretativa y por los aciertos escénicos, creo que es de justicia felicitar a Remón también en su dimensión de director del montaje.

«40 años de paz», es un trabajo inteligente, bien armado, bien dirigido e interpretado y por eso necesariamente merece una larga temporada en alguna sala de referencia de  esta ciudad.


Ficha: 

Texto y dirección: Pablo RemónRemón 2

Intérpretes:

Francisco Reyes: RICARDO, el hijo mayor + NARRADOR 1 / EL GENERAL / MARCOS / CUIDADOR / CONSTANTIN

Fernanda Orazi: JULIETA, la madre + NARRADOR 2 / CAJERA / ALEXANDRA / VECINA
Emilio Tomé:  ÁNGEL, el hijo menor + DJ / NARRADOR 3 / PSICÓLOGO / LUIS MURILLO
Ana Alonso: NATALIA, la hija mediana + CRIS / NARRADOR 4

Ayudantes de dirección: Raquel Alarcón y Rennier Piñero
Producción: Silvia Herreros de Tejada
Iluminación y espacio sonoro: Eduardo Vizuete y David Benito
Escenografía y vestuario: CajaNegra TAM

FotografíasFlora González Villanueva

Dossier aquí.

Duración: 1:45 minutos.


Próximas funciones:

Jueves a domingo desde el 23 junio al 3 julio  en Teatro del Barrio.

Entradas aquí


El día 8 de febrero de 2016 tuve la oportunidad de charlar con Pablo Remón y Ana Alonso sobre en el programa Enunentreactoradio de José Antonio Alba y la presencia de la maravillosa Moira Lagarde.
Aquí el podcast de ese programa: Entrevista a Pablo Remón (a partir del minuto 00:36)

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Foto: Flora González Villanueva

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