Crónica de «Wasted» de Kate Tempest (versión de Iván Morales)

Fotografía: Moledro House
Fotografía: Moledro House

Comisionada por Paines Plough, la compañía y productora fundada en 1974 especializada en nuevas dramaturgias, Wasted [Desperdiciado] es el primer trabajo teatral de la poeta, rapera y autora británica Kate Tempest (1985). La primera representación del trabajo tuvo lugar 15 de julio de 2011 en el Festival Latitude. La extraordinaria acogida por parte del público favoreció que a lo largo de 2011 el montaje girase a lo largo y ancho del Reino Unido.


Dramaturgia

A pesar de ser Wasted su ópera prima teatral, la mutifacética Kate Tempest, supo sacar partido de su experiencia como poeta y rapera, para integrar en la estructura de su primera dramaturgia utillaje de estas otras formas de expresión artística. Así, el montaje presenta momentos en los que el publico es increpado directamente por los actores con mensajes que comparten el exhorto y la intensidad propios de los recitados raperos. Estas cadencias sincopadas tienen además un reflejo fiel en el ritmo ágil y el estilo afilado de la escritura.

Si bien esta estructura híbrida es uno de los alicientes delTexto 2 montaje, la temática es menos original: el texto transita por la jornada de tres amigos de barrio quienes conscientes de que están quemando sus últimos cartuchos juveniles, avanzan –muy a su pesar–, abrumados y decepcionados hacia el umbral de la madurez en donde se verán obligados a asumir una verdad que trataban de esquivar, sus sueños de juventud se han diluido y se deben enfrentar a existencias mucho menos interesantes de lo que esperaban. La falta de nuevos objetivos, la incapacidad de apasionarse por lo que hacen y la dificultad del tránsito desde la indolencia de la juventud a la cotidianidad llena de servidumbres de la vida adulta, les impone la asunción de su nuevo estatus como fracasados.

Su decepción vital contrasta con la imagen inmutable, preservada en el ámbar de la memoria, del amigo muerto en plena juventud –la cuarta esquina del cuadrilátero–, cuando todos aquellos sueños tenían una verdadera vigencia.


La Versión

El actor, director y guionista de cine, Iván Morales, hizo su primera incursión en el mundo del teatro con la autoría y dirección del montaje Sé de un lugar que en 2014 en Madrid pudimos ver primero en la sala Cuarta Pared y posteriormente en Teatro del Barrio.Texto 1

Presentada en catalán en el Festival Fira Tàrrega en 2015 con una adaptación que hizo Morales al alimón con el resto de miembros de Íntims Produccions y con la ayuda de David Menéndez para la adaptación de los coros y, tras una importante turnée en Cataluña, Frinje 2016 presenta Wasted en Madrid (en esta ocasión en versión en castellano).  A partir del 20 de julio y hasta final de mes se podrá ver en Teatro del Barrio.

El primer acierto de la versión que presentan Iván Morales e Íntims Produccions, es el de adaptar la realidad del deprimido sur londinense del original a la de un barrio desfavorecido de cualquier ciudad industrial de Cataluña. De esta forma se consigue preservar el mensaje directo y actual, lleno de referentes inmediatos, que propone la dramaturgia.

Por otro lado, en esta adaptación «los coros» (de hecho, intervenciones corales en los que los actores se salen del personaje para realizar recitados con ritmo y poética rapera) no tienen un peso tan radical en la estructura como en la versión original y, en ese sentido, se pierde un poco la impronta de la autora que, como se comentó al principio, es antes que dramaturga, una muy reconocida músico e interprete de rap.


La Dirección

La  dirección hace justicia a un texto ágil de ritmo muy acelerado. Los actores frecuentemente se dirigen directamente a la audiencia dando intensidad a su reflexión y mensaje. La disposición no convencional del público favorece este contacto directo con el que se pretende una cierta comunión entre el mundo real y el representado. Los momentos de humor, como el de la elección del nombre del bar, están bien administrados y por eso fueron muy celebrados por el público.


Las interpretaciones

Destaco el trabajo de Oriol Esquerda (Dani) que perfila un buen semblante del arquetípico del músico wannabe. Xavier Teixidó (Edu), se maneja extraordinariamente bien en el exceso, en la subida química y, en ese sentido, el trabajo físico de los tres es muy convincente, especialmente en la escena del baile espídico.


Ficha Técnica

Autoria / Kate Tempest
Traducción / Martí Sales
Dirección y adaptación / Iván Morales
Ayudante dirección / Rafa Rodríguez

Interpretes / Oriol Esquerda (Dani), Sandra Pujol (Carlota) y Xavier Teixidó (Edu)

Coaching físico / LosCorderos.sc
Asesoramiento vocal / Pau Llonch y David Menéndez
Vestuario y escenografia / Marc Salicrú
Iluminación / Miki Arbizu
Espacio Sonoro / Ilia Mayer
Fotografia y vídeo / Moledro House
Diseño / Iolanda Monsó

Producción / Íntims Produccions FiraTàrrega, OSIC
Producción ejecutiva / Marc Cartanyà
Comunicación / Isaac Baró


Próximas Funciones y logística

Teatro del Barrio

Fechas: del 20 al 31 de Julio de miércoles a sábado a las 20h y los domingos a las 18h.

Entradas aquí



Wasted 4
Haz clic en la foto para ver el vídeo en Atención Obras

Dossier aquí.

Crónica de «La distancia» de Pablo Messiez

la-distancia-cartel

El último trabajo, La distancia, de Pablo Messiez (1974) tiene todas las hechuras de una obra teatral redonda. A pesar de la juventud de este autor y director bonaerense hace años afincado en Madrid, se trata indiscutiblemente de un trabajo de madurez en el que han cristalizado muy inteligentemente muchos de los rasgos que ya encandilaron al público en trabajos anteriores. Su mirada escrutadora sigue analizando la experiencia humana por eso es tan fácil conectar con su lenguaje dramático. Hable de lo que hable el texto, Messiez lo sabe llevar al plano vivencial del sujeto y eso, no solo apela al espectador, sino que le coloca directamente en primera linea de fuego. Además, como director, su privilegiada visión espacial le permite crear composiciones escénicas casi pictóricas de las que es imposible evadirse. El inteligente uso del movimiento y de una gestualidad de un expresionismo poco convencional –en aras de una mayor expresividad– sirven para envolver al texto en una pátina de verdad que trasciende al hecho teatral. Pero nada de esto sería posible sin Messiez no supiera rodearse siempre de  intérpretes de un extraordinario talento interpretativo.

La distancia

La distancia es la versión escénica realizada por Messiez de la magnífica novela Distancia de rescate (2014) (ISBN 978-987-3650-44-4)  de la escritora argentina Samanta Schweblin (1978) que, a partir de unas intoxicaciones de origen desconocido que se producen en el entorno rural, reflexiona sobre los lazos que nos unen a los que amamos, el miedo a la pérdida de estos; la culpa cuando no los sabemos proteger y, lo que es peor, el terrible escenario que se produce cuando lo que amamos se convierte en algo que no conseguimos reconocer

Messiez recoge los mejores elementos de la novela para crear una dramaturgia de ritmo trepidante en la que a ambos lados de la cuarta pared se buscan claves para entender lo que está ocurriendo y el alcance de la amenaza que se cierne sobre los personajes.

la distancia 5

Magnífica estructura espacio-temporal

Como casi  siempre ocurre en teatro con la información, menos es más o mejor dicho, menos información es mejor experiencia para el espectador. Desde el principio tenemos certeza de que hay un peligro, una amenaza inminente, pero no sabemos de dónde viene, qué la causa o cuándo exactamente va a atacar. Este esquema, que podría quedarse en una novela de intriga, tipo The Mist de Stephen King, es ampliamente superado por una fascinante estructura  en la que se superponen los planos espacio-temporales creando un dinámico rompecabezas que tanto los personajes como el público intentan resolver con una píldoras de información cuya veracidad es puesta en duda por los propios personajes «ni siquiera sé si esto está sucediendo».

Este trabajo convoca al espectador motivado para que, además de recoger la información que de forma desordenada le están dando los personajes, sea también capaz de discriminar lo cierto de aquello con visos de ser ser meramente una ensoñación de estos.

En este sentido, creo que la versión escénica que ha creado Messiez es incluso más eficaz que la propia novela. Si en ésta los indicios llevan a la evidencia de que la intoxicación se debe a los cultivos de soja transgénica (de hecho Schweblin se inspiró en los cultivos de esta leguminosa transformada en la provincia de Entre Ríos que, convenientemente rociados de herbicidas están convirtiendo la zona en un «desierto verde»), en la versión de Messiez esta explicación queda algo diluida haciendo que la enfermedad, por su origen desconocido y, por su capacidad aleatoria de ataque, resulte mucho más amenazante y, sobre todo, hace que el texto resulte más simbólico: «Tarde o temprano algo malo va a suceder…».

la distancia 4

Realismo fantástico

Otro de los elementos sugerentes es el uso del realismo fantástico que permite, a través del episodio de la «transmigración», introducir la reflexión sobre qué pasa cuando no reconocemos a los que amamos, cuando éstos se han convertido en alguien diferente o incluso cuando los percibimos como algo monstruoso. Al mismo tiempo, esta manipulación humana del orden natural incide en la idea de que ciertas intervenciones (como la creación de vegetales artificialmente modificados) lejos de aportar soluciones se convierten en una amenaza para la propia humanidad.

Brillante narrativa

Todo los elementos expuestos ya sumarían más de lo que estamos acostumbrados a recibir en el teatro, pero lo que eleva este montajetexto a la categoría de imprescindible son algunas escenas de narrativa extraordinaria que dan la reválida artística a esta producción. Destaco especialmente tres escenas que por su lirismo, su eficacia descriptiva y su potencial teatral han quedado fijadas en mi retina. Una de ellas es la visita de Amanda (María Morales) y la pequeña Nina (Estefanía de los Santos) a los almacenes «Centro Hogar» y el encuentro con la hija de la cajera; la pesadilla de Amanda, y la última, la narración del encuentro entre los dos maridos al final de la obra.

El elenco

María Morales (Amanda), Fernando Delgado (David), Luz Valdenebro (Carla), Estefanía de los Santos (Nina, curandera), realizan con precisión un trabajo exigente por el ritmo del texto, los cambios anímicos que requieren los frecuentes viajes espacio-temporales y la precisión y riqueza de los movimientos y la gestualidad.

Especialmente conseguido el personaje de María Morales, Amanda, que, con mirada grave y perdida, transita entre la laxitud de la agonía y el nervio de la urgencia por encontrar respuestas.

Estefanía de los Santos, Nina y curandera, se enfrenta al reto de levantar a dos personajes con los que tiene pocas coincidencias físicas, sin embargo lo hace logrando a la vez credibilidad y fuerza dramática.

la distancia 1

Elementos  artísticos

Messiez se ha rodeado de algunos de sus colaboradores de su último trabajo como director, La piedra oscura» de Alberto Conejero. Repite con Elisa Sanz como creadora del espacio escénico y vestuario y también con Paloma Parra, responsable de la iluminación.

Juntas han trabajado para la creación de un espacio coherente, suficientemente neutro para dar cabida a los diferentes planos espaciales que tiene la obra y con una referencia constante al «verde desértico» esencial para la atmósfera de la obra.

La música

Los diferentes planos espaciales y cambios de escena suelen ir anunciados por los hermosos primeros acordes de la pieza número 13 Der Dichter spricht [El poeta habla] de la compilación para piano Kinderszenen Opus 15 [Escenas de niños] de Robert Schumann.


BAnner

FICHA

Dirección y dramaturgia: Pablo Messiez (a partir de la novela «Distancia de rescate» de Samanta Schweblin)
Intérpretes: María Morales (Amanda), Fernando Delgado (David), Luz Valdenebro (Carla), Estefanía de los Santos (Nina, curandera)
Ayudante de dirección: Teresa Rivera
Asesor de movimiento: Lucas Condró
Escenografía y vestuario: Elisa Sanz
Ayudante de escenografía y vestuario: Paula Castellano
Iluminación: Paloma Parra
Producción ejecutiva: Caterina Muñoz
Fotografía: Quique Marí
Diseño gráfico: José Fernández
Producción: Bacantes Teatro


INFORMACIÓN PRÁCTICA


Lugar:
 Teatro Pavón Kamikaze

Funciones: DEL 1-13 de NOVIEMBRE

Entradas: aquí

 


 

DOSSIER

Descárgate el dossier de la obra clicando aquí

«Bacantes  teatro es el resultado de la unión de Caterina Muñoz, Teresa Rivera, Luz Valdenebro y Estefanía de los Santos, las cuales, hemos decidido adentrarnos en la producción teatral, por necesidad y como camino que nos permite crear nuestros propios proyectos teatrales, asegurándonos así una vía de desarrollo artístico con nuestra propia voz, sin intermediarios»

Crónica de «40 años de paz» de Pablo Remón

40-anos-de-paz-fotografia-flora-gonzalez-villanueva-19523
Foto: Flora González Villanueva

[Actualización 17 de febrero de 2015]

40 años de paz» de Pablo Remón / La_Abduccion, ha obtenido cuatro candidaturas a los Premios Max: mejor espectáculo revelación; Pablo Remón, mejor autor revelación; Fernanda Orazi, mejor actriz protagonista y Emilio Tomé, mejor actor de reparto

En una coyuntura de oferta escénica hiperdimensionada como la que estamos viviendo en Madrid, la proposición más anhelada por todos los que intervienen en el proceso de creación teatral es «Entradas agotadas». Esta minúscula composición gramatical es cada vez más esquiva, por lo que podemos estar seguros de que, cuando se produce, es que realmente estamos ante un producto sobresaliente. Pues bien, eso es precisamente lo que ha ocurrido con «40 años  de paz» durante su presentación en la Sala Negra de Teatros del Canal como obra integrante de la programación del XXXIIII Festival de Otoño en Primavera.

Captura

Lo cierto es que, después del buen regusto que había dejado su anterior trabajo, «La abducción de Luis Guzmán», muchos estábamos deseando comprobar si esta incursión en el teatro de Pablo Remón, guionista cinematográfico –«Casual Day» (2007) o «Cinco metros cuadrados» (2011)–,  se iba a quedar en una experiencia más de un creador multidisciplinar o iba a ser el primer hito de una nueva carrera dramatúrgica.

Pues bien, a tenor de lo que vimos los afortunados que pudimos asistir a esta nueva función, está claro que Remón no solo tiene la vocación sino que además cuenta con la inspiración, la técnica y la sensibilidad para hacerse un hueco entre nuestras voces escénicas más interesantes.

Las claves de una dramaturgia absorbente 

«Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada». ‘Ana Karenina’, Tolstoi.

En «40 años de paz» Remón vuelve a tratar el tema de una familia en crisis. Una casona venida a menos y unos personajes que pivotan sobre un elemento icónico: una piscina abandona que funciona como una magnífica metáfora del hundimiento familiar de los García-Morato y, a su vez, del desbarre en el que ha terminado una era que comenzó con grandes expectativas.

  1. El ambiente

    piscina
    Foto: Flora González Villanueva

    La primera imagen que percibe el espectador –un grupo familiar que toma el sol alrededor de una piscina completamente descuidada– es profundamente eficaz a la hora de definir el tono y la intención de la dramaturgia. (A mí me evocó las destartaladas estancias –y cabezas– de las Beales en la mítica «Grey Gardens»). Desde ese primer instante se hace difícil contener la curiosidad sobre las circunstancias de estos personajes incluso antes de que hayan comenzado a hablar.

  2. El ritmo

    La narrativa es servida con agilidad ya que se estructura en una sucesión dinámica de escenas muy sugerentes que van presentando a cada personaje y sus circunstancias. Además, cada escena cuenta con un narrador que apostilla –con una buena dosis de ironía– lo que está sucediendo. El tempo de los diálogos es completamente fluido y las transiciones son impecables consiguiendo un efecto de inegración perfecta de las escenas.

  3. El atractivo de los personajes

    Todos los personajes –una madre enferma de soledad; un hijo poeta maldito; otro hijo genéticamente amoral; una hija profundamente desubicada– comparten el mínimo común denominador de un cierto desequilibrio mental y de una marcada desazón vital. Los personajes principales resultan reconocibles, podríamos incluso decir que son tolerablemente arquetípicos, pero ninguno está carente de sorpresa. Por otro lado, junto a los miembros de la familia y los sucesivos narradores, aparecen unos personajes secundarios fabulosos –estupendo el personaje del DJ– que se convierten en una verdadera fuerza impulsora de la trama.

  4. La narrativa

    40-anos-de-paz-fotografia-flora-gonzalez-villanueva-19525
    Foto: Flora González Villanueva

    Sería posible que el título despertase algunas reticencias. NadaRemón 1 hay menos motivador que enfrentarse a una dramaturgia de esas que, con la excusa de ser pedagógicas, se acaban convirtiendo en meras transmisoras del dogmatismo ideológico del autor. No van por ahí los tiros.  En «40 años de paz» hay un reproche para la inmoralidad del hermano facha, pero también para la inconsistencia del hermano poeta homosexual o, incluso, para la manía de la hermana –la tercera vía– de justificar su existencia a través de un maniqueo victimismo. Pero, junto con la amonestación, el autor también ha tenido una mirada benigna hacia todos sus personajes. Además, la dramaturgia está inteligentemente salpimentada de humor e ironía. Otro elemento que seduce al espectador es la magnífica creación de alguna de las escenas como la charla entre el DJ y Ricardo donde aflora el extraordinario y gogoliano relato onírico de la épifanía del DJ durante su asistencia a un funeral con la aparición de la enigmática y menuda señora costarricense portando una sandía (para mí uno de los momentos de mayor calidad literaria de esta dramaturgia).

  5. La interpretación y la dirección

    Pablo Remón vuelve a dirigir a los tres actores que ya estuvieron en «La abducción de Luis Guzmán» y a ellos se une la magnífica Fernanda Orazi. Los cuatro hacen un trabajo actoral muy afinado con las complicaciones inherentes al desdoblamiento en varios personajes. Todos merecen una sonora felicitación.  Destaco, por la filigrana de los matices, la precisa gestualidad y la vis cómica, el trabajo fascinante de Francisco Reyes. Asimismo, por lo bien ensamblada que se encuentra esta exigente maquinaria interpretativa y por los aciertos escénicos, creo que es de justicia felicitar a Remón también en su dimensión de director del montaje.

«40 años de paz», es un trabajo inteligente, bien armado, bien dirigido e interpretado y por eso necesariamente merece una larga temporada en alguna sala de referencia de  esta ciudad.


Ficha: 

Texto y dirección: Pablo RemónRemón 2

Intérpretes:

Francisco Reyes: RICARDO, el hijo mayor + NARRADOR 1 / EL GENERAL / MARCOS / CUIDADOR / CONSTANTIN

Fernanda Orazi: JULIETA, la madre + NARRADOR 2 / CAJERA / ALEXANDRA / VECINA
Emilio Tomé:  ÁNGEL, el hijo menor + DJ / NARRADOR 3 / PSICÓLOGO / LUIS MURILLO
Ana Alonso: NATALIA, la hija mediana + CRIS / NARRADOR 4

Ayudantes de dirección: Raquel Alarcón y Rennier Piñero
Producción: Silvia Herreros de Tejada
Iluminación y espacio sonoro: Eduardo Vizuete y David Benito
Escenografía y vestuario: CajaNegra TAM

FotografíasFlora González Villanueva

Dossier aquí.

Duración: 1:45 minutos.


Próximas funciones:

Jueves a domingo desde el 23 junio al 3 julio  en Teatro del Barrio.

Entradas aquí


El día 8 de febrero de 2016 tuve la oportunidad de charlar con Pablo Remón y Ana Alonso sobre en el programa Enunentreactoradio de José Antonio Alba y la presencia de la maravillosa Moira Lagarde.
Aquí el podcast de ese programa: Entrevista a Pablo Remón (a partir del minuto 00:36)

40-anos-de-paz-fotografia-flora-gonzalez-villanueva-19524
Foto: Flora González Villanueva

Crónica de «Mis cosas preferidas» de Macarena García Lenzi

Mis cosas2

Con la afanosa agitación que provoca una inminente alegría, una mujer prepara excitada la llegada de una visita. El ajetreo de los preparativos y el cuidado aspecto de la anfitriona indican que se trata de un reencuentro largamente esperado…

Mis cosas4En un estadio tan inicial de la función un espectador avezado ya podría deducir que esta va a ser otra dramaturgia –una más– sobre amigos que se reúnen años después para matar la nostalgia, situación que, como todos sabemos, normalmente finaliza en un –más o menos amargo, más o menos violento– ajuste de cuentas pendientes. Y, aunque superficialmente da la impresión de que algo hay de eso, deberíamos decirle al espabilado espectador que esta dramaturgia vuela mucho más alto. Mis cosas preferidas es sobre todo un viaje a la trastabillada psique de una mujer con un marcado desorden mental.

El tema de las sombras del comportamiento humano ha sido un material fecundo para la literatura, por eso son abundantes los personajes que nos atrapan, no tanto por sus acciones inexplicables, sino por nuestro deseo por conocer los mecanismos que les han conducido a actuar de esa manera. El crimen de Rodión Romanovich Raskólnikov no tiene nada de reseñable, pero la inmersión que hizo Dostoyevski en la mente de su personaje sí que representa un verdadero acicate para el lector. Truman Capote ofreció a los lectores el mismo vértigo con su novela A sangre fría al indagar en el utillaje mental de los asesinos de los Clutter.

Miscosas8Pero el referente más inmediato que veo de este magnífico trabajo que podemos ver en La Pensión de las Pulgas está mucho más cerca. Mis cosas preferidas  se podría también haber titulado «La vida perra de Brenda» porque Macarena García Lenzi ha resuelto la difícil tarea de presentar con exactitud en escena un cuadro clínico complejo –Trastorno límite de la personalidad (TLP)– con la misma eficacia, credibilidad, humor y compleja estructura, con que lo hizo Ángel Vázquez Molina en La vida perra de Juanita Narboni.

En ambos trabajos, el espectador llegará a conocer, a través de un proceso tangencial, los hechos reales pero para ello tendrá que reconstruir el pasado desechando el aluvión de desvaríos del monólogo interior de la protagonista, para esforzarse en retener únicamente las escasas perlas de información objetiva que se colarán en el discurso manipulador y tendencioso de un personaje con una patológica moral prêt-à-porter.

Juanita Narboni y Brenda están siempre solas y, sin embargo, se encuentran asediadas de voces ante las que se tienen que justificar o a las que no pueden evitar lanzar reproches. ¡Bienvenidos a la cabeza atribulada de una personalidad tóxica!.

Mis cosas1

Sería prolijo desgranar aquí todos los síntomas de un cuadro clínico tan complejo como el Trastorno Límite de la Personalidad pero creo que al ser una dolencia con una prevalencia significativa todos tenemos algún caso cercano que harán que los síntomas nos resulten familiares. Todos podemos reconocer en los drásticos cambios de humor activados por eventos fútiles el estado mental alterado de Brenda. Su impulsividad, su manifiesto estrés afectivo y su autopercepción inestable dan poco margen para el error en el diagnóstico. Pero lo que hace saltar todas las alarmas es la persistencia de Brenda para imponer el peso de la culpa sobre los que la rodean. Brenda, como cualquier Mis cosas6borderline, tiene un exacerbado sentido de la responsabilidad moral, lo que le conmina a pasarse la vida juzgando a unos y a otros. Este rasgo unido a la ineptitud para la autocensura, la condenan a un aislamiento social que solo puede agravar el cuadro. De esta forma, y a pesar de las supuestas ofensas recibidas, la principal enemiga de Brenda es ella misma.

Atrapada en el laberinto de los pensamientos parásitos es incapaz de desembarazarse de la sombras del pasado, lo que le impide sentirse atraída por las luces del futuro. Esto se ve claramente en la ambivalencia entre el deseo de recuperar a las amigas perdidas y la falta de contención para lanzarles, en cuanto las «ve», todos los reproches tanto tiempo recocidos en su cabeza. Su lenguaje irónico y voluntariamente hiriente se matiza apenas unos momentos por repentinos ataques de culpabilidad que rápidamente son superados con una nueva ración de arrogancia y juicio moral maniqueo. Su galopante deseo de venganza la llevan a imaginar elaboradas tragedias en la vida de sus otrora amigas, como la disparatada ensoñación del suicidio del marido de una de ellas imaginado con siete disparos realizados frente a  sus hijos pequeños.

A medida que avanza la dramaturgia y se van acumulando losMiscosas8 reproches por las supuestas ofensas, el desequilibrio mental de Brenda prospera hasta llegar a un verdadero brote psicótico en una fabulosa escena de violencia y amenaza que, de nuevo, tiene su paralelo en en una escena de la Juanita Narboni. Si Juanita imaginaba ser atacada por los guantes de su madre muerta, la desquiciada mente de Brenda pergeña que una de sus amigas le amenaza con una pistola.

El clímax narrativo se alcanza cuando el espectador, ya muy alertado por las pistas que se han ido escurriendo del caótico discurso de Brenda, conoce finalmente los eventos que provocaron la ruptura de este grupo de amigas.

Mis cosas preferidas está favorecida por el impresionante trabajo de una actriz excepcional, Valeria Giorcelli pero, ante todo, es una dramaturgia fascinante, una bajada a los infiernos del mundo de la enfermedad mental y, todo ello, compuesto en una eficaz clave de humor. Un absoluto imprescindible que solo se podrá disfrutar durante cinco funciones.


Ficha 

Dramaturgia…Macarena García Lenzi

Elenco:
Valeria GiorcelliBrenda

Vestuario…Laura Ohman
Diseño de escenografía…Fabian Harsanyi
Diseño gráfico…Flor Vallverdu
Escenografía e Iluminación…Fabian Harsanyi
Música…Fernando Santiago
Producción…Macarena García Lenzi, Valeria Giorcelli
Dirección…Macarena García Lenzi


FUNCIONES:

6 únicas funciones en mayo 2016
Jueves 5 y Viernes 6 – 22h
Sábado 7 – 19h
Domingo 8, 15 y 22 – 18h


RESERVAS:

La PENSIÓN de las PULGAS.
Reservas: Teléfono: 638752812 (de 11h a 14h y de 17h a 20h)

PALABRAS DE LA COMPAÑÍA:

El viaje de la obra a Europa se forjó a raíz de una invitación del teatro madrileño «La Pensión de las Pulgas«, donde presentarán cinco funciones (21, 25, 28 y 31 de octubre y el 1 de noviembre), antes de regresar el domingo 8 a El Camarín de las Musas, en Buenos Aires.
Se trata de la tercera obra de García Lenzi como directora después de su debut con «Tripa corazón, ni un primo, ni un amigo, nada», seguido de «Sangre de mi sangre», una creación de humor negro con la que se ganó adeptos en el teatro alternativo.
En esta ocasión, la dramaturga da un salto cualitativo al introducir en su historia un juego actoral que Giorcelli maneja de forma maravillosa, con una gran sutileza.
«Me gustaba la idea de que algo que empieza cordial y ameno se vaya oscureciendo. Trabajo cosas sórdidas, que comienzan cómicas», explica la autora de la obra.
Por otro lado, García Lenzi señala que el hecho de que la actriz hable con seres invisibles es un recurso que le parecía «interesante», porque «por medio de Brenda (nombre del personaje) el publico tiene que dilucidar algo que no está sobre la mesa».
«Me sorprende y alegra un montó cuando después de la función la gente me dice que se imaginan a los otros personajes también físicamente», apunta.
«Otro de los objetivos a los que aspirábamos era que el espectador se ría y luego termine en un estado diferente», remarca García Lenzi.
La directora cuenta que la idea de hacer esta obra surgió en medio de un ensayo de «Sangre de mi Sangre», pieza de la que también participó Giorcelli, precisamente cuando la actriz tuvo que ensayar sola por la ausencia de otros interpretes.
«La situación era graciosa, esquizofrénica, y ahí fue que comenzó a construirse en mi cabeza esta pieza», dice la dramaturga argentina, quien encontró en Giorcelli a su pareja artística perfecta.
Sobre la actriz, la directora no tiene más que palabras de elogios: «Valeria es excelente actriz y tiene un modo muy particular de interpretar, es supercomprometida y estricta, y yo también, las dos trabajamos mucho a fondo. Ella es hipersutil y me sorprende siempre».

Crónica de «Reikiavik» de Juan Mayorga

banner

[ACTUALIZADO EL 29 DE MARZO DE 2016]

FINALISTA PREMIOS MAX 2016

Mejor Espectáculo Teatral
Mejor Autoría Teatral
Mejor Dirección de Escena

La estructura en iceberg en la que generalmente se sirven las dramaturgias de Juan Mayorga –en la superficie un atractivo, aunque sencillo, elemento que propone una monumental experiencia reflexiva en la profundidad– adopta en Reikiavik un cariz sensiblemente más complejo pues coexisten en el escenario dos planos: el real (de verosimilitud comprometida) y el de la representación (que, por el contrario, evoca un hecho histórico), cada uno de ellos arrojando mucho combustible para la reflexión.

En el plano «real» dos personajes cuyos nombres evocan de manera nada casual sendas derrotas napoleónicas –Bailén (Daniel Albaladejo) yreikiavik 1 Waterloo (César Sarachu)– escenifican un torneo legendario de ajedrez en un rincón apartado del parque de una ciudad. Pese a lo que pueda parecer, no están jugando al ajedrez, sino que simulan jugar encarnando a  dos míticos campeones (el norteamericano Bobby Fischer y el soviético Borís Spassky) que disputaron el título mundial en Reikiavik en 1972  en lo que fue llamado el «Match del siglo». Ninguno de los dos «actores» conoce más allá de los rudimentos del juego del ajedrez, de hecho se limitan a recrear partidas que han aprendido de memoria gracias a un libro encontrado por azar. A través de este ritual de personificación los dos hombres, cuya vida se antoja asaz gris, consiguen evadirse de su realidad para ser alguien diferente, alguien que ellos perciben como mejor. Mayorga apunta aquí a esa ineludible necesidad que nos conmina a intentar ser otro, a ese bombardeo multimediático diario que recibimos desde la niñez para que nos convirtamos en los modelos «de éxito» que nos ofrece la televisión, las revistas o el cine. La monótona existencia de estos dos «perdedores de parque» se justifica y revalida no por su propia experiencia vital sino, muy al contrario, gracias a su capacidad de convertirse por un instante en otro, en este caso en campeones del mundo de ajedrez.

Reikiavik_foto1_SergioParraDe manera casual, si es que el azar tuviera cabida en este reducto ajardinado cuya verosimilitud se antoja tan improbable como el recodo del camino de Esperando a Godot, aparece un joven muchacho (Elena Rayos) al que Waterloo parece estar esperando y al que recibe con un concluyente «si estás aquí es que te has desviado».

Será precisamente este personaje de largos silencios y de mirada sensible y escrutadora (marca de la casa «Elena Rayos») el que, por un lado, favorecerá con sus preguntas el desarrollo narrativo y, por el otro, gracias a su empatía con el público –su desconcierto y escepticismo inicial ante la situación es muy similar al que siente el espectador–, activará el mecanismo de suspensión de la incredulidad, dotando de realidad a una escena que sin el muchacho hubiera resultado difícilmente creíble.

Waterloo y Bailén irán encarnando, uno tras otro, a todos los personajes de la trágica vida de los jugadores en lo que supone un verdadero despliegue de recursos interpretativos para los actores: desde Henry Kissinger a un barrendero, desde Larissa, la esposa de Borís, hasta el pastor-confidente de Fischer. En este sentido hay que señalar que en su segunda dirección Mayorga ha abandonado completamente la esclerosis de la que, a mi parecer, adoleció la dirección del maravilloso texto «La lengua en pedazos». La propuesta es ágil, divertida y coral (recuerda al Sanzol más inspirado y enérgico).

El espectador resulta doblemente intrigado por esta estructura de teatro dentro del teatro (recurso que ya utilizado por el autor en otras ocasiones, como, por ejemplo, en Himmelweg). Por un lado, surgen las preguntas sobre los personajes que transitan en el plano supuestamente real, los dos hombres que se encuentran en el parque para oficiar el ritual catártico de la representación. Simultáneamente, es imposible sustraerse a las visicitudes de los dos jugadores de ajedrez en aquella partida histórica.Reikiavik_foto4_SergioParra

La partida, por supuesto, es también una excusa para la reflexión sobre temas que son recurrentes en el teatro de Mayorga, el mundo soviético (Cartas de amor a Stalin, Famélica, etc.) y la Guerra Fría, las sociedades secretas, los límites de la libertad, la familia, etc.

En ambos planos, el supuestamente real y el representado, Mayorga propone un juego de dobles que en un primer momento aparecen como antagónicos pero que evolucionan hasta mostrar una curiosa simetría. Esta propuesta es una suerte de Doppelgänger: Bailen y Waterloo en un primer momento aparecen muy diferenciados por su fisionomía y apariencia externa, pero poco a poco se descubre que, al menos en el juego, son perfectamente intercambiables. Fischer es un neurótico maleducado, mientras Spassky se conduce con la prudencia y la cortesía de un caballero, pero a la postre solo el uno puede entender al otro, solo el uno es como el otro. Este esquema especular también se produce en el  ámbito de las ideas, los dos sistemas capitalismo y comunismo aparecen en un primer momento como proyectos políticos antagónicos y, sin embargo, ambos muestran una perfecta simetría en la forma en que manipulan y amenazan a sus respectivos jugadores.

reikiavik 2Un aspecto que provocó un debate interesante tras la función fue el hecho de que los dos personajes representaran la partida una y otra vez «con pequeñas variaciones». Mientras que mi amigo, Moisés Romero Coleto, quiso ver en esta propuesta un brindis del Mayorga filósofo a los postulados sobre la historia infinita de Hans Blumenberg, en el sentido de que aceptando que lo pasado no es un modelo de hechos cerrados y autofundados, la historia se puede narrar de forma infinita. Yo, por mi parte, quizá pensando en el Mayorga matemático quise ver en esta repetición de la partida de ajedrez de manera que siguiendo la mismas reglas ésta siempre fuese distinta la teoría del multiverso, siguiendo la estela de otras interesantes dramaturgias como «Mundos posibles» (1990) John Mighton o «Constelaciones» (2012) de Nick Payne.

Reikiavik es una dramaturgia estimulante que constata que el músculo creador de Juan Mayorga sigue absolutamente tensado y que continúa apostando por un teatro que provoque reflexión en los espectadores. La magnífica interpretación y la acertada dirección posiblemente harán de esta propuesta uno de los montajes más interesantes de esta temporada.


REIKIAVIK
Próximas funciones:
28 de septiembre a 30 de octubre de 2016

Horario: martes a sábado a las 19:00 horas y domingo a las 18:00 horas

CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL Sala Francisco Nieva – Teatro Valle-Inclán
Plaza de Lavapiés s/n 28012 Madrid
Entradas aquí

TEXTO Y DIRECCIÓN Juan Mayorga

EQUIPO TÉCNICO
Escenografía y vestuario Alejandro Andújar
Iluminación Juan Gómez-Cornejo
Imagen Malou Bergman
Espacio sonoro Mariano García
Ayudante de dirección Clara Sanchís

REPARTO (por orden alfabético)
Bailén Daniel Albaladejo
Muchacho Elena Rayos
Waterloo César Sarachu

Producción Entrecajas Producciones Teatrales

Crónica de «Famélica» de Juan Mayorga

 

Un desmotivado trabajador (Juanma Díez) de una importante compañía recibe una inesperada proposición por parte de dos comilitones: Antonio (Xoel López), miembro del consejo de dirección, y su chófer, Palmiro (Rulo Pardo), le ofrecen la posibilidad de liberarse de la servidumbre del trabajo. La propuesta es ciertamente tentadora: si se une a esta sociedad secreta no tendrá que dar palo al agua nunca más, de hecho, podrá pasarse la jornada laboral dedicándose solamente a aquello que le haga feliz. La organización le garantiza protección dentro de un sistema en que todos los miembros están igualados por su inexistente productividad… Esta actitud tan radicalmente insolidaria con el resto de la plantilla será justificada a través de una nueva y maniquea concepción de un comunismo sofisticadamente evolucionado que, en vez de proteger a las masas, da cobertura logística –e ideológica– a una minoría de privilegiados… Oh, wait! ¿No fue precisamente en esto en lo que se convirtieron –y se convierten– indefectiblemente todos los regímenes totalitarios?famélica1

Oportuno Mayorga

Además de las otras características habituales que hacen tan atractivo en el teatro de Juan Mayorga, a saber, uso espléndido del idioma; posicionamiento filosófico a la hora de interpretar la realidad; apabullante solvencia intelectual; preocupación por los dilemas éticos de los personajes; fina ironía; inapelable llamada a la reflexión al espectador, etc., en «Famélica» se ha producido, además, un venturoso ejercicio de actualidad.  Y es que en un momento en el que, con motivo del resultado de las elecciones municipales y regionales, se está produciendo un revival ideológico en el que términos que hasta hace poco parecían circunscritos a la disciplina histórica –sustantivos del tipo «soviets», «comuna», etc.– vuelven a ser usados de forma generalizada (a veces con intención peyorativa y otras con énfasis nostálgico, según el gusto del consumidor).

La propia anécdota que recoge la trama sobre el miembro del consejo de administración de la empresa a quién le cambia el chip a causa del hastío que le provoca su trabajo, por lo que decide adoptar el nombre de un ideólogo e histórico dirigente del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci, y, dando un triple salto mortal vital, abandona las obligaciones inherentes a su alta responsabilidad para fundar una organización secreta consagrada a la indolencia laboral, resultaría, en principio, una audaz licencia del género cómico y, sin embargo, hace pocos días hemos asistido a través de los medios de comunicación a una transformación semejante con la vertiginosa metamorfosis de un alto cargo de una empresa pública valenciana que, en cuestión de semanas, ha pasado de ser un corrupto comisionista a un hippie iluminado (de oruga a mariposa sin pasar por la fase de crisálida).

marcos benavent
Transformación de Marcos Benavent: de gerente de Imelsa a Hippie en cuatro meses

Evolución del pensamiento

Con todo, la parte que más me ha fascinado de este divertido montaje ha sido que, a pesar del envoltorio cómico con que está servido el texto, Mayorga no se ha sustraído a la tentación de meter alguna puya filosófica. Destaco la reflexión que el autor plantea –entre risas del público– sobre el impredecible devenir de las creaciones del pensamiento humano. En un diálogo revelador en el que el nuevo acólito, Enrico, expone sus dudas sobre la posibilidad de consensuar el término «comunismo» con el objetivo de la sociedad secreta que solo aspira a mejorar las condiciones laborales de un 10 % de la plantilla Antonio da una clave nada baladí sobre la evolución de las ideas:

Enrico– La idea que yo tengo del comunismo… Lo que toda la vida se ha entendido por comunismo…
Antonio– La idea comunista es dialéctica.
Enrico– ¿Cómo dialéctica?
Antonio– Dinámica. No es estática. Dialoga con la Historia.
Enrico– Ah, dialéctica.
Antonio– Marx pronosticó que la revolución comenzaría en la industriosa Inglaterra y comenzó en la indolente Rusia. La idea comunista es dialéctica. A día de hoy, la idea comunista no puede realizarse como alternativa al modo de producción capitalista. Puede realizarse dentro del modo de producción capitalista. Es dentro de la empresa capitalista donde los trabajadores pueden, a día de hoy, hacer realidad la idea comunista
.

IMG_17951En realidad Mayorga plantea aquí, en clave de presente/futuro, algo que ya ocurrió en el pasado(a los interesados en este periodo histórico les recomiendo encaredidamente leer el texto de Juan Mayorga «Cartas de amor a Stalin»).

Efectivamente, si hoy puede seguir habiendo partidos comunistas (después de Stalin, de Hoxha, de Mao, etc.) es porque en un momento dado, y enfrentados a la coyuntura de su desaparición por descrédito acumulado, los ideólogos del comunismo reaccionan y haciendo un ejercicio de posibilismo político pero también, y ¿por qué, no decirlo?, de infinita hipocresía, deciden que lo que había sido pensamiento fundacional e inmutable doctrina ortodoxa de la que no se podía cambiar ni una coma, ahora se transforma en una cosa completamente diferente, en sintonía con el novedoso e irrenunciable deseo de participación en la vida política de los ciudadanos –pero que, para salvar los trastos, se seguirá denominando igual–. La cobertura filosófica para pasar del marxismo al, por ejemplo, eurocomunismo es exactamente este nuevo elemento –cogido con alfileres en el último minuto– que propugna esa idea falaz de un supuesto diálogo de la doctrina comunista con la Historia.

Conclusión: Advertencia spoiler (o repaso de historia)

Ecos de la histeria que condujo al stalinismo hasta el disparate se reproducen rápidamente en la nueva sociedad secreta en la obra: lucha por el poder; pérdida de energía en inútiles debates meramente ideológicos (Enrico se esfuerza en encontrar un sinónimo al término «famélica» que aparece en la letra de La Internacional, un adjetivo que sea coherente con el confort que disfruta el nuevo sujeto del marxismo renovado –las clases medias–); imposición del culto al líder; falta de democracia interna y las purgas por sospechas (fundadas o imaginarias) sobre la sinceridad de la adhesión a la organización.

Estos elementos irán minando el proyecto que, una vez debilitado, deberá enfrentarse a la mayor amenaza: la aparición de una nueva sociedad secreta: los anarquistas.

Agotados ambos grupos disidentes –neocomunistas y neoanarquistas– por sus luchas para liderar el proyecto absentista, el viejo orden capitalista volverá a tomar el control de la mano de una infiltrada (Nieves de Medina) que dará su verdadera cara exactamente en el momento en que consigue imponerse arrebatándoles el poder y acabando así con sus quiméricos proyectos de libertad y felicidad. La vida misma…


El montaje

Parece ser que la gestación de «Famélica» no fue completamente ortodoxa sino que Mayorga aprovechó la experiencia de un trabajo previo de la compañía La Cantera, para proponer la creación de un montaje en connivencia con el director Jorge Sánchez y los miembros de dicha compañía a los que fue dando escenas sueltas que iban montando sin conocer la totalidad del texto, enriqueciendo así el montaje con las aportaciones del equipo artístico.

famélica 2El 21 de marzo de 2015 se estrenaba dentro del festival Ateneo Mucha Vida. El 16 y 17 de mayo se pudo ver en el Teatro del Barrio y después de dos temporadas en el Teatro Lara ahora retorna la sala de la calle Zurita.

Lo cierto es que el resultado ha sido un producto muy divertido, en el que la palabra es la verdadera protagonista (la escenografía está reducida a la mínima expresión), en donde la tensión se sustenta en unas interpretaciones muy solventes y en esas invitaciones a la reflexión y a la risa que lanza Mayorga a partir de unos diálogos aparentemente disparatados. A pesar de estos aciertos hay que señalar que el ritmo no es siempre uniforme, pero lo cierto es que tras los momentos valle se suele remontar con mucha pujanza.



Teatro sobe el mundo de la empresa

El entorno empresarial y las relaciones que en él se fraguan son una jugosísima materia para la producción escénica, especialmente cuando se abordan los conflictos que surgen en las grandes corporaciones donde, por definición, se asume el pacto tácito de que la moral secular queda suspendida dentro del dominio de la empresa. Por lo tanto, en este principado de hormigón, pladur y capitalismo desbocado, las reglas de juego se establecen partiendo de una ética ad hoc –generada no se sabe bien por quién–, que persigue objetivos herméticos (completamente extraños a la esfera de interés –o comprensión– de los implicados). Y es que, aunque a priori no hay nada malo en un sistema de valores prêt-à-porter para un ámbito tan concreto como el profesional, lo que desorienta y frustra al que se encuentra sometido a dicha estructura es precisamente que, en la mayoría de los casos, los integrantes de esa organización –desde el director general hasta el bedel– ignoran la exacta finalidad de dicho sistema de valores –si es que tuviera alguna– y, además, desconocen completamente el origen y proceso creativo del corpus normativo al que se encuentran sometidos (por no hablar, por ejemplo, de los esotéricos mecanismos que han servido para establecer el lugar que cada uno ocupa en la escala jerárquica de la organización). Nos allanamos, pues, a padecer un sistema que no entendemos con la misma incomprensión y fatalismo con el que nos conformamos a sufrir un inoportuno quiste sebáceo que aparece, sin saber por qué, en la punta de la nariz..

A pesar de la relevancia del modelo empresarial en la sociedad actual y de las tensiones y conflictos que se producen en este entorno, en España no se estrenan muchas obras que aborden este tema. Si comparamos, por ejemplo, con producciones que tratan sobre el mundo de la familia, la pareja o los entresijos del mundo de la política, la empresa sale significativamente marginada en cuanto a visibilidad escénica.

Y hecha esta afirmación, es de justicia subrayar que en los últimos tiempos hemos disfrutado de magníficas dramaturgias que, ya en clave de comedia, de drama o una cuchara de cada taza, han ofrecido sabrosas radiografías de las disparatadas relaciones que se crean en el entorno corporativo. Solo por citar algunas de las más interesantes que me vienen ahora a la cabeza mencionaría la descarnada El método Grönholm (2003) de Jordi Galcerán que puso el enfoque sobre los aberrantes procedimientos de selección de personal que usaban (usan) algunas empresas; La punta del Iceberg (2014) de Antonio Tabares basada en el caso real de una firma europea en la que la irresistible presión a la que fueron sometidos unos directivos y empleados condujo a alguno de ellos a la drástica salida del suicidio. Aventura! (2012) de Alfredo Sanzol. Una tragicomedia en la que una operación financiera con un empresario chino acaba en la venta a éste de una de las empleadas de la empresa sin que ninguno de sus compañeros llegue a plantear ninguna objeción moral; Los cuatro de Düsseldorf (2014) de José Padilla una desternillante epopeya sobre las consecuencias de que un elemento insignificante de la organización –un bedel– se revele como un genio de la manipulación consiguiendo subvertir el statu quo jerárquico y poniendo al descubierto las limitaciones e incapacidad de los que, hasta ese momento, eran sus superiores.

IMG_1877

Dramaturgia: Juan Mayorga
Dirección: Jorge Sánchez
Elenco:
Mabel del Pozo,
Juanma Díez
Xoel Fernández
Anibal Soto.

Voz en Off: José Coronado
Ayudante de dirección y producción: Marta Cuenca
Diseño Escenográfico: Carmen Lara Cuenca
Realización Escenográfica: Tania Barredo, Cristina Saldaña, Kaveh Izadyar
Diseño de Sonido e iluminación: Maykel Rodríguez
Fotos: Miguel Atienza
Producción: Juanma Diez, Xoel Fernándes y Jorge Sánchez
Con la ayuda de: Jamming y Estudio Juan Codina
Un proyecto de LA CANTERA exploraciones teatrales


Funciones

Teatro del Barrio c/Zurita, 20 28012 Madrid teléfono 91 084 36 92
FAMÉLICA se podrá disfrutar los domingos desde el 25 de septiembre al 6 de noviembre  en Teatro del Barrio de Madrid. Entradas a la venta aquí.

Dossier aquí.

Crónica de «El plan» de Ignasi Vidal

[ACTUALIZADO EL 4 DE SEPTIEMBRE DE 2016]

Estrenado en la desparecida La pensión de las Pulgas fue esos montajes que convirtieron al segundo espacio regentado por José Martret y Alberto Puraenvidia en una de las salas más interesantes del panorama escénico madrileño. Siguiendo la estela de magníficos trabajos como MBIG, El Sótano, Un hombre con gafas de Pasta o Cliff (Acantilado) llega ahora al Teatro Pavón Kamikaze la reposición de El plan, un montaje sobre dramaturgia de Ignasi Vidal –responsable también de la dirección– que será sin duda uno de los platos fuertes de la temporada teatral madrileña.

El Plan, es una propuesta realista –en el formato de gran proximidad de esta sala podríamos incluso hablar de «hiperrealismo escénico»– que supera el difícil reto de conseguir un genuino efecto dramático sin perder la sensación de enorme naturalidad.

Tres personajes muy reconocibles y muy actuales, se reúnen en casa de uno de ellos para poner en marcha un plan que en un primer momento no le es desvelado al espectador.

A partir de esta sencilla proposición comienza a desarrollarse un complejo plan teatral que, entre otros elementos presenta, por un lado, una cierta radiografía social de una España de perdedores en clave de alta comedia y, por otro, un análisis de los personajes en clave de thriller psicológico en el que los tonos grises predominantes al principio de la obra, se van oscureciendo a medida que se revelan las capas que constituyen la psicología profunda de cada uno de los protagonistas.

A nivel meramente estructural el elemento constitutivo básico de esta compleja urdimbre son una sucesión de «reflexiones de café y sol y sombra», como las que podríamos escuchar de refilón en cualquier bar del país. Pensamientos solo aparentemente insustanciales ya que aportarán al espectador valiosas claves del universo emocional de cada uno de los personajes, píldoras informativas que cobrarán todo su sentido únicamente en el momento del desenlace. Es precisamente el desenlace, el colofón de una sucesión de aciertos dramáticos, un alarde de poderío creador del autor que, sin recurrir a la trampa o al deus ex machina, consigue conmocionar al espectador con una resolución que no por muy inesperada puede dejar de considerarse lógica y coherente con la personalidad y circunstancias de los portagonistas que han sido eficazmente dibujadas durante el desarrollo de la trama.

En este sentido, en el que a partir de elementos meramente superficiales va quedando expuesta una verdad subterránea (mucho más siniestra), el montaje es deudor de la tradición del mejor Chéjov.

Chema del Barco
© Jacobo Medrano

A nadie que haya visto El Plan se le escapa que el segundo gran puntal en el que descansa esta fantástica propuesta es la absoluta memorable interpretación de los tres actores que alcanza su pináculo con el trabajo excepcional de Chema del Barco, con un nivel de atención y concentración difícilmente superable.

Solo por ver la lección de buen hacer interpretativo vale bien la pena acercarse al Teatro Pavón Kamikaze. Si además tenemos en cuenta que trabajan sobre un texto inteligente con una arquitectura muy eficaz, hay que admitir que se trata de un montaje de teatro –de y para nuestro tiempo– que de ninguna manera se puede dejar pasar.

el plan


FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA

TEXTO Y DIRECCIÓN: Ignasi Vidal

ELENCO:

Chema del Barco, Javier Navares y Manuel Baqueiro

EQUIPO TÉCNICO:
Ayudante de dirección / Producción: Esther Santos Tello
Iluminación y escenografía Sergio Gracia y Jesús Manuel Herguedas “Txutxi”
Fotografía y diseño de cartel Jacobo Medrano
Producción Urobo Producción
Fotografía / Cartel: Jacobo Medrano


FECHAS Y HORARIOS

6 – 23 octubre 2017

Jueves y viernes, 22 horas
Sábados, 23 horas
Domingos, 20 horas

ENTRADAS: Aquí

Crónica de «La piedra oscura» de Alberto Conejero

Foto2.lapiedraoscura.marcosgpunto

[Actualizado el día 26 de abril de 2016]

Galardonada en los Premios MAX

Mejor Espectáculo de Teatro
Mejor autoría teatral (Alberto Conejero)
Mejor dirección de escena (Pablo Messiez)
Mejor diseño espacio escénico (Elisa Sanz)
Mejor diseño iluminación (Paloma Parra)


La disciplina que conocemos como historia no es otra cosa que una megaestructura mental de unas dimensiones tan colosales que suele resultar ininteligible. Es un edificio formidable construido por miles de estancias. Para entenderlo tendríamos que caminar esos inabarcables pasillos abriendo cada una de las puertas para poder desgranar así la miríada de voces que constituyen el eco de fondo del pasado.

Tal vez, por esta enorme dificultad para entender lo que nos quieren decir los libros de historia sobre el horror de la guerra, estas siguen sucediéndose. Al terror de una contienda le sigue un gran olvido amortajado con una atroz cantidad de inútiles datos estadísticos. Las más de las veces se intentará explicar lo sucedido con el grosero argumento de los buenos y los malos, simplificando de esta manera el demoledor efecto de la maquinaria bélica en la vida de los seres que lo padecieron.

El teatro puede –debe– ser una herramienta para educarnos en la paz. El teatro, que debe poner su foco en el ser humano, y que debe utilizar en su discurso la medida de las magnitudes humanas, puede expresar, mejor que cualquier grueso volumen o sesudo ensayo, la derrota que supone siempre una guerra. Después de muchas décadas de teatro al servicio de los bandos, causa a la vez consuelo y esperanza que nuevas dramaturgias estén tomando, por fin, el partido del ser humano. Si hace unos meses Nao d’amores presentaba en Segovia su emotiva y humanista Penal de Ocaña, ahora recibimos el inesperado regalo de este nuevo montaje que consigue abordar el complejísimo enfrentamiento desde la perspectiva de dos personajes sencillos.

la piedraLa piedra oscura, maravilloso texto que firma Alberto Conejero, (Premio Ceres 2015 al Mejor Autor teatral) es un excelente ejemplo del poder del teatro para explicar que en una guerra la bondad no se concentra en ningún bando, sino que se retira a unos escogidos reservorios que se encuentran en el corazón de muy pocos hombres buenos. El texto, de una abrumadora sutileza emocional, nos presenta a dos seres humanos sobre cuyos hombros inocentes se ha instalado el peso del retorcido y complejo andamiaje de un conflicto civil. Un encuentro insólito en la íntima brevedad del vórtice de un torbellino que irremediablemente está a punto de devorarlos. Y aun así, en la difícil tesitura del momento extremo, los dos son capaces de vencer a la sinrazón de la guerra inundando todo con la luz de su gigantesca humanidad.

De este montaje, que sin duda va ser uno de las mejores producciones españolas de los últimos tiempos, se podrían cantar la alabanzas ya por todos conocidas: Se vendió toda la taquilla en apenas unos días hasta el punto de que el Centro Dramático Nacional excepcionalmente abrió de manera anticipada la venta para la segunda temporada (que también se agotó rapidamente); ha recibido los más exaltados –y merecidos– elogios por parte de público y crítica e incluso, en tiempo récord, ha sobrepasado nuestras fronteras ya que fue presentadaa –en ruso– con otros actores y dirección del propio Messiez, en el Teatro del Arte de Moscú y el montaje del CDN viajó a Londres con motivo del III Festival de teatro español en esa ciudad. En noviembre de 2015 una nueva producción –en griego– será estrenada en el teatro Kibotós de Atenas con dirección de Constantinos Aspiotis.

Por supuesto, este pequeño gran terremoto en la escena madrileña y española se debe a una felicísima conjunción de elementos:

Por un lado, la enorme calidad del texto de Alberto Conejero que, tras el éxito recientemente cosechado con Cliff (Acantilado) –en cartel en Nave 73 con una magnífica nueva producción– con este nuevo texto revalida de forma incontestable su posición de adelantado dentro del panorama de los nuevos dramaturgos españoles.

Por otro lado, la maravillosamente desmesurada sensibilidad de la dirección a cargo del actor, director y autor hispano-argentino, Pablo Messiez, cuyo singular talento para explorar los más bellos recovecos del alma humana ya quedó demostrado, entre otros, en dos bellísimos textos de su autoría: Los ojos y Muda.

Destacadísimas las interpretaciones de Daniel Grao como un Rafael Rodríguez Rapún, intentado en su última hora quela piedra2 los papeles del poeta de Fuente Vaqueros sean preservados para una España que intuye habrá de venir, y la del jovencísimo Nacho Sánchez, en el papel de Sebastián, el soldado que custodia a Rafael, cuya mirada espantada refleja más allá de cualquier palabra el estupor que le produce la cruel lógica de la guerra que es incapaz de comprender.

Por último, hay que poner en valor todos aspectos técnicos que suman a lo anteriormente dicho: Una escenografía sencilla y potente que nos traslada a un estado emocional desesperante, una iluminación acertada que ayuda a subrayar la intimidad del encuentro que se está produciendo, vestuario, espacio sonoro, etc.

En resumen, no se trata de un montaje que recomiende ver, se trata de un montaje sencillamente imprescindible desde el punto de lo que está ocurriendo en el teatro español y, más importante todavía, por el magnífico y necesario mensaje de consuelo, de hermandad y de reparación que tanta falta sigue haciendo en esta España nuestra siempre atribulada.


PRÓXIMAS FECHAS:

A partir del día 7 de septiembre de 2016 en Teatro Galileo de Madrid


FICHA: 

Dramaturgia: Alberto Conejerola-piedra-oscura-cartel

Dirección: Pablo Messiez

REPARTO
Rafael: Daniel Grao
Sebastian: Nacho Sánchez

EQUIPO 
Escenografía y vestuario: Elisa Sanz
Iluminación: Paloma Parra
Coordinación musical: Ana Villa, Juanjo Valmorisco
Dirección de producción: Nadia Corral
Producción ejecutiva: Jair Souza-Ferreira
Director técnico: Matías Carbia
Ayudante de producción: Sara Brogueras
Diseño cartel: Isidro Ferrer
Fotos: marcosGpunto
Coproducción: Centro Dramático Nacional y LAZONA
Distribución: Clara Pérez
Realización de Escenografía: Mambo Decorados / Sfumato
Ayudante de escenografía y vestuario: Mónica Boromello
Meritorio de dirección: David Castillo
Ayudante de dirección: Javier L. Patiño

Coproducción: Centro Dramático Nacional y LAZONA

Crónica de «El testamento de María» de Colm Tóibín

Foto Josep Aznar
Foto Josep Aznar
«Aquel día, el día del que me pedía detalles, el día del que quería que le hablara una y otra vez, en medio de toda la confusión, en medio de todo el terror y de los aullidos y los gritos, se acercó un hombre con una jaula en la que estaba encerrado un enorme pájaro hambriento, el pico afilado, la mirada colérica; no podía extender las alas y el confinamiento lo frustraba y enfurecía. Debería haber estado volando, cazando, abatiéndose sobre una presa.
El hombre llevaba también un saco, que poco a poco me di cuenta de que estaba lleno de conejos vivos, pequeños bultos de energía salvaje y aterrada. Y durante aquellas horas en la colina, durante las horas que transcurrieron más lentamente que ningunas otras, fue sacándolos de uno en uno y deslizándolos dentro de la jaula apenas entreabierta. El ave atacaba primero la parte blanda del vientre, abría a los conejos hasta que las tripas se desparramaban, y luego, por supuesto, se ocupaba de los ojos».

Comienzo esta crónica con un fragmento del íncipit de El testamento de Maríapues creo que este breve párrafo podrá dar una buena idea, más allá de lo que yo pueda explicar, de la capacidad lírica y la intensidad dramática del texto de Tóibín. La obra es en verdad un trabajo formalmente muy bello, de hechuras muy hermosas y pasajes de marcado simbolismo dramático. Si a ello añadimos que la dirección y la adaptación corre por cuenta de Agustí Villaronga, autor y director de la laureada película Pa negre, y que el papel de María está defendido por una actriz tan carismática e indiscutiblemente fiable como Blanca Portillo –Premio MAX 2015 a la mejor actriz protagonista por este trabajo– es innegable que estamos ante lo que va a ser, lo que ya es, un gran éxito. Y sin embargo, a pesar de semejante elenco, creo que hay que acotar esta afirmación y decir que se tratará de un gran éxito… comercial.

Me explico:

La novela The testament of Mary (2012) se gestó como resultado del montaje del monólogo Testament –escrito por el propio Tóibín– que dirigió Garry Hynes en el Festival de Teatro de Dublín, siendo Marie Mullen la protagonista de aquella producción. La exitosa premier norteamericana tuvo en 2013 un montaje dirigido por Debora Warner en el teatro Walter Kerr de Broadway, interpretado por Fiona Shaw, actriz fetiche de la famosa directora, Por si no fuese suficiente tanta púrpura existe una versión de audiolibro de la novela a cargo, ¡ni más ni menos!, que de Meryl Streep.

Testamento 1
Foto: Josep Aznar

El montaje que ahora vuelve al CDN tras una gira triunfal por España y sus provincias, debut en la dirección teatral de Agustí Villaronga, se estrenó en el Grec de Barcelona donde también tuvo, ¡cómo no!, una muy buena acogida. El espacio elegido por el CDN es la acogedora sala Francisco Nieva, cuyas reducidas dimensiones propician el clima íntimo en el que María, ya exiliada en Éfeso, hará su confesión ante el mundo y la Historia. La propuesta escenográfica de Frederic Amat está algo sobredimensionada. Estéticamente este abuso recuerda a un buen decorado de parque temático cuya función no es otra que epatar al visitante, sin que de este excesivo despliegue se usen la mayoría de los elementos. Algunos de ellos, sin embargo, resultan prácticos para el desarrollo de la trama y a su vez evocadores del lirismo del texto; como, por ejemplo, el pozo en donde tendrá lugar una sobrecogedora escena. Nada sobra, por el contrario, en el acertado vestuario de Mercè Paloma, cuyos diferentes elementos favorecen y fijan el viaje en el tiempo del relato. Tal vez, y esto es atribuible a la dirección, resulta algo fatigosa la obstinación de la protagonista por quitarse y ponerse ciertas prendas sin que del gesto se pueda extraer ningún mensaje o intención más allá del propio tic. Sobre la interpretación de la Portillo poco hay que añadir, está creíble, entregada, equilibrada a pesar de que el texto exige un registro casi constantemente dramático.

Pecado original

Y, sin embargo, este montaje tan bienaventurado nace con una mácula estética. Y no se trata de una falta menor, nada de eso: El enorme obstáculo de este trabajo es la completa obsolescencia de su temática. Haciendo un chusco paralelismo tecnológico, podríamos decir que es como si ahora, en la época del iphone 6S, a un técnico bien reputado le diera por divagar sobre las potencialidades inexploradas del Motorola DynaTACA. No estoy diciendo que la Reina de los Cielos sea un celular anticuado –me da mucho respeto caer en el anatema– pero, ¡a estasvirgen avion alturas de la película!, ¿a quién le importa la dimensión humana de un personaje de ficción como es la Virgen María? Entiendo que esto ocurra en los EE.UU, donde la religión es aún un tema central de la sociedad, pero quiero pensar que en Europa, en la agenda de la gente más o menos cultivada que consume teatro contemporáneo, las vicisitudes terrenales de la ciudadana María no son una inquietud fundamental. Ser gay en Irlanda debe ser una buena oportunidad para cosechar traumas, pero, ¡mon Dieu!, esto es abrumadoramente casposo.

Entiéndase que mi reparo nada tiene que ver con una postura de intransigencia religiosa. Me interesa mucho el hecho religioso y especialmente las expresiones artísticas que han surgido inspiradas por este tipo de creaciones mentales como es la dimensión divina y sus ha. Me parece ridículo intentar dar una versión alternativa a la ya de por sí inverosímil explicación oficial, ya que no hay ni una solo dato histórico que pueda sustentar ni siquiera un atisbo de verdad biográfica sobre el personaje aquí abordado. Por otro lado, toda esta new age neotestamentaria expresa, en mi opinión, cierto grado de inmadurez filosófica ya que, en vez de desechar de una vez por todas la absurda doctrina, aparecen periódicamente nuevos intentos de racionalizar lo inaceptable, presentando a los personajes cubiertos por una falaz pátina contemporizadora con la que el espectador actual pueda empatizar. Los responsables del montaje comentan sin excepción que esta obra permite una visión humana de María (sic), una supuesta asignatura pendiente desde hace dos mil años. Algunos añaden incluso que la obra supone una modernización de la Biblia (¡!). Bueno, en mi opinión, esto es un inútil ejercicio de reiteración. La dimensión humana de la Virgen como madre a la que un poder político arrebata a su hijo para sacrificarlo en la cruz ha sido tratado desde hace siglos tanto desde dentro de la Iglesia como desde fuera de ella (recordemos a la María esencialmente humana que construyó Pasolini en su Evangelio según San Mateo). Me cuesta creer que un católico como Tóibín no esté familiarizado con el Stabat Mater, un himno del siglo XIII que es posiblemente el epítome de todas las oraciones que expresan el patetismo del dolor de la madre –de la madre, no de la Reina de los Cielos– a los pies de la cruz:.

Foto: Josep Aznar
Foto: Josep Aznar
La Madre piadosa estaba junto a la cruz y lloraba mientras el Hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba del Hijo amado la pena.

Para que el espectador actual pueda digerir un bocado tan correoso como es la idea de la Virgen María, Tóibín tiene que presentarlo convenientemente procesado: de hecho, lo transforma hasta convertirlo en fast food, usando la estrategia del poli bueno y el poli malo. Cristo, obviamente, es el malo. María se presenta escéptica sobre la naturaleza divina de su hijo, al que describe ensoberbecido y rodeado de unos apóstoles que asemejan hooligans de perfil bajo. El Hijo del Hombre es, más que nada, un vástago pagado de sí mismo y respondón que da a su madre muchas «irritaciones» por su peculiar estilo de vida. ¡No me digan que un planteamiento tan torticero no sonará familiar a la mayoría de los padres que asistan al espectáculo! Estuve en el encuentro con el equipo artístico y hubo consenso entre la mayoría de amas de casa que nutrían el patio de butacas en afirmar que habían sufrido especialmente con las contestaciones que el muchacho espetaba a la sufridora y paciente madre. En dicha ocasión estas entrañables matronas también dieron buena cuenta del término «monstrua» que dedicaron profusamente a la Portillo: ¡este montaje está llamado a ser un gran éxito!

Tal vez Tóibín no sea un gay católico atormentado, ansioso por reconciliar las leyendas que le inocularon en el colegio con su condición de intelectual escéptico y consagrado. Tal vez Tóibín sea simplemente un astuto hombre de negocios que ha querido subirse a ese tren expreso de las oscuridades económicamente rentables, esas que tan provechoso viaje ha cumplido para astracanadas como El código Da Vinci y la caterva de obras explotadoras hasta la nausea de la ignorancia y de ese apenas adormilado sentimiento supersticioso del hombre moderno que despierta vigoroso cada vez que se le alimenta con un poco de refrito evangélico.


Testamento 2
Foto: Josep Aznar

Teatro Valle-Inclán – Sala Francisco Nieva

Autor: Colm Tóibín
María: Blanca Portillo
Dirección: Agustí Villaronga
Escenografía: Frederic Amat
Música: Lisa Gerrard
Vestuario: Mercè Paloma
Iluminación: Josep Maria Civit
Cartel: Isidro Ferrer
Fotos: Josep Aznar
Vídeo: Paz Producciones


 

Funciones

26 de febrero a 20 de marzo 2016
Sala Francisco Nieva (Teatro Valle-Inclán)
Horario: martes a sábado a las 19:00 horas y domingo a las 18:00 horas
Duración: 1 hora y 15 minutos (aprox.)
Encuentro con el público el 10 de marzo al finalizar la función


Crónica de «Cliff (acantilado)» de Alberto Conejero

Cartel por Chema Pop
Cartel por Chema Pop

[Artículo actualizado el 30 de agosto de 2015 con motivo del estreno del montaje en Nave 73 el 05 de septiembre de 2015]

cliff 2Cliff (Acantilado) fue estrenada, en España, el 8 de septiembre de 2014 en La Pensión de las Pulgas con un considerable éxito de crítica y público.  Un año después, el pasado sábado 5 de septiembre, la obra fue presentada de nuevo en la sala Nave 73. Con motivo de este reestreno el montaje ha sufrido algunos cambios (que comentaremos más adelante) y que en mi opinión han ido muy a favor de la propuesta realzando unos elementos que ya de por sí eran muy interesantes.

Y es que la obra cuenta con todos los ingredientes para resultar un viaje apasionante para el público ansioso de buen teatro: un autor, Alberto Conejero (Jaén, 1978), en imparable curso Luis perdiguerode colisión con el éxito, quien para esta ocasión, ha elegido rodearse de un dream team a la altura de su talento. Como director del montaje el polifacético actor-bailarín-coreógrafo-director, Alberto Velasco (Valladolid 1982) que recientemente nos regaló el espectáculo Danzad Malditos (Frinje 2015) y del que podemos disfrutar todas las semanas en su trabajo en la serie «Vis a vis» encarnando a Antonio Palacios; La escenografía es obra del cada vez más imprescindible Alessio Meloni; la emotiva –y no es hablar por hablar– música  original es de Mariano Marín; la evocadora iluminación la firma Luis Perdiguero y el trabajo de videoarte ha corrido a cargo de Adriá Giralt.

Pero, con permiso de todos, me gustaría resaltar el sobresaliente trabajo actoral que ofrece un actor capaz de enfrentarse a un monólogo de superlativa complejidad interpretativa, Carlos Lorenzo Villoria.  De la eficaz existencia orgánica del personaje se adivinan las horas de duro trabajo de actor y director para conseguir un resultado de una calidad que, por desgracia, no tenemos oportunidad de ver sobre las tablas con la frecuencia que nos gustaría.

A pesar de su juventud, Conejero es autor de un buen número de ensayos y piezas teatrales, entre las que destaca La Piedra Oscurapremio Ceres a la mejor autoría teatral, –en cartel por segunda temporada en el Centro Dramático Nacional–,  y este Cliff (acantilado), texto ganador del IV Certamen Leopoldo Alas Mínguez – SGAE 2010 y publicado porCliff la Fundación Autor en 2011. Para los que conocíamos el texto de Alberto Conejero había una especial curiosidad por ver cómo iba a ser encarnado ese personaje profundamente herido. Por otro lado, parecía de justicia que un texto que ya había sido montado en Buenos Aires en 2012 (con otra producción) fuera, al fin, representado en España.

No voy a negar que también existía un interrogante: un monólogo de extraordinaria dureza donde las palabras del desencanto son escogidas por el autor con la contundente violencia del martillo del herrero; un protagonista deslizándose en caída libre por la resbaladiza pendiente de una vida llena de reveses mal gestionados, acelerado en su descenso al abismo por su propia manía de rebullirse contra un mundo al que solo puede soportar desde las profundidades de un vaso de güisqui. Y, por último, un texto a veces sutilmente críptico que apela al deseo del espectador de descubrir los parajes de dolor y decepción por los que transita el personaje.

Se trata, pues, de un personaje amenazado por muchos conflictos: El detonante, un accidente que borra su principal rasgo identitario frente al mundo, su belleza; una culpa: la homosexualidad vivida en los difíciles años del macarthismo; el ruido de fondo: una relación conflictiva con su madre y una inquietud: el anhelo por reencontrar la honestidad como actor, algo que los estudios de Hollywood  han dinamitado a fuerza de contratos millonarios.

Conejero, el autor de las ecliff 1mociones, ha sabido impregnar de desencantado lirismo un texto que no solo habla de la vida de un gran actor de Hollywood, Cliff trata –como lo hace siempre el buen teatro– de nosotros mismos y especialmente de todas esas ocasiones en que nos atropellan las ciegas acometidas de la vida. La vida, esa experiencia sobre la que, en el mejor de los casos, apenas podemos tener la vana ilusión de un cierto control.

Recomiendo este montaje a los  que aún no conocen el teatro de Alberto Conejero, a aquellos que ya lo han señalado con nombre de elegido tras emocionarse con ese himno de humanismo consolador que es La piedra oscura y muy especialmente congrego a aquellos que ya vieron Cliff (Acantilado) en La pensión de las pulgas, pues aquel vino joven de hace un año se ha convertido en un caldo con solera lleno de matices en el que todo anima para que la belleza de la hábil prosa del poeta se sobreponga a la amarga negrura del dolor narrado.


Datos estreno en la Pensión de las Pulgas 08 de septiembre de 2014

CLIFF (ACANTILADO)

Texto de Alberto Conejero

Dirigido por Alberto Conejero y Alberto Velasco
Interpretado por Carlos Lorenzo
Espacio sonoro y música original: Mariano Marín
Creación audiovisual: Adrià Ghuiralt
Diseño gráfico y cartel: Adrián Novoa
Ayudante de dirección: Pablo Martínez


Datos reposición en Nave 73 5 de septiembre de 2015

Interpretación: Carlos Lorenzo
Texto: Alberto Conejero
Dirección: Alberto Velasco
Ayudantía de Dirección: Pablo Martínez Bravo
Espacio sonoro: Mariano Marín
Escenografía: Alessio Meloni
Iluminación: Luis Perdiguero
Producción: Sara Luesma
Taller escenográfico: Escénica Integral S.L.
Audiovisuales: Adriá Giralt
Actor audiovisuales: Aarón Lobato
Diseño gráfico: Chema Pop
Voces en off Radio: Kiti Manver, Luis Luque y Chevi Muraday.
Voz en off Oscars: Irene Escolar

Nave 73

Fechas:  Domingos de octubre de 2015 PRORROGADO DOMINGOS DE NOVIEMBRE 2015: 1, 8, 15, 22 Y 29 
Hora: 13:00 horas
Precio: 12€ – 14€

Entradas aquí

Crónica de «Penal de Ocaña» de Nao d’amores

ocaña javier herrero banner
Foto: Javier Herrero

Los pasos vacilantes de unos pies menudos atravesando espantados la soledad de un pabellón apisonado de fría oscuridad invocan el recuerdo imposible de una guerra que solo conocemos a través de otro recuerdo, el que quedó estampado en el mirar desamparado de unos abuelos en cuyas frentes juveniles Marte había garabateado surcos de derrota y miedo. El eco de un horror lejano apenas intuido en el mohín resignado de los que, en la edad de las promesas, fueron atropellados por la descarrilada locomotora de la política española de principios del siglo XX.

Mª Josefa Canellada
Mª Josefa Canellada

Y en ese eco vacío de ciudad asolada una trémula sombra de mujer enorme se proyecta sobre el fondo de la sala: una pequeña mujer gigante henchida de vida arrebatada que, con obstinada determinación, desafía a la muerte con su arsenal de flores blancas, aromas de naranja y la tierna remembranza del amigo con el que aventó versos lusos.

La vida de María Josefa Canellada en tiempos de guerra tal vez no fue tan diferente a la vida de otras muchas jóvenes de su edad. Su brillante actividad académica –el hecho que podría resultar más excepcional teniendo en cuenta que se trata de una mujer de principios del siglo pasado-  quedó en suspenso y, apremiada por la urgencia del presente, profesó, con la generosa vocación de una mística, como enfermera en un hospital de sangre de Izquierda Republicana.

No veo que este texto pretenda ser una relación de los hechos sobresalientes de la protagonista, aun cuando buena parte de lo que relata rezuma excepcionalidad, pero ¿qué vida bajo el rigor de los obuses no está familiarizada con una épica doméstica? Tampoco intuyo que haya intencionalidad hagiográfica en esta dramaturgia, a pesar de que la directora, Ana Zamora, sea la nieta de María Josefa Canellada de quien parece haber heredado el arrojo artístico. No, por lo que doy gran valor a la dramaturgia es porque advierte, muy vehementemente, sobre la infamia de la guerra en la que, a pesar de las proclamas belicistas, nunca hay vencedores. Todos, al menos en algún aspecto (emocional, cultural o económico), resultan vencidos. Guerra es sinónimo de enorme derrota.

Eduardo García
Foto: Eduardo García

Y con todo lo que primero llama la atención de esta propuesta es la formidable belleza del texto, la pericia inusitada en el uso de nuestro idioma, el despliegue de palabras elegidas con acierto impecable para mayor lustre del mensaje que se comparte. Mensaje que es servido entreverado de realidad familiar y es, por eso, por lo que los estragos de la guerra quedan convenientemente subrayados. Esto último es muy necesario porque no podemos negar que hay algo perverso en el estatismo de los libros de historia que tratan de las guerras. Libros que transmiten una impresión parecida a la que nos produce observar a un feto humano metido en una ampolla de formol: se percibe una desgracia antigua pero, al mismo tiempo, es difícil sustraerse a cierto sentimiento de fascinación hacia el «monstruo». La realidad, por el contrario, no deja lugar a la duda, nada hay de fascinante en el triste negocio de la destrucción de los semejantes.


PENAL DE OCAÑA:

María Josefa Canellada, que según Cela ya era sabia en la veintena, llevó en un cuaderno diario un emotivo registro de sus vivencias durante el primer año de la Guerra Civil. En este texto salpicado de consideraciones muy juiciosas y de melancolía doméstica quedó testimonio de la trasformación que la maquinaria odiosa de la guerra produjo en su ser. Este diario, que fue publicado por primera vez –en forma de novela- en 1954, ahora se presenta como una conmovedora dramaturgia que supone la primera incursión de la emblemática compañía Nao d’amores, especializada hasta la fecha en teatro medieval y renacentista, en un texto contemporáneo.

En este diario quedó testimonio de la clarividencia de su protagonista para, a los veinte años, ser capaz de protestar con firmeza la raquítica verdad que se descubre cuando la maraña ideológica es despojada de la palabrería y del sentimiento de agravio. Alejada de las proclamas partidistas, de los odios aventados y de las revanchas prometidas, María Josefa Canellada aparece, sobre todo, como una militante del partido del género humano.

También resulta especialmente reconfortante rescatar, a través del relato de sus vivencias, la idea de aquella intelectualidad progresista que volvía la vista con admiración indisimulada a los logros culturales españoles en el pasado. Tal vez se sabían ellos mismos una consecuencia de los trabajos de los pintores, los músicos, los literatos o los santos-poetas que poblaron abundantes el solar hispano. Esta enseñanza es especialmente balsámica en un momento en que denostar nuestra cultura y nuestra historia -como un todo- es un entretenimiento favorito de los que creen abanderar la vanguardia ideológica.


EL MONTAJE:

Con respecto al montaje quisiera destacar el absoluto acierto de la dirección que, tal vez por respeto a su propia trayectoria como compañía, ha sabido asimilar algunas convenciones gestuales y físicas del teatro prebarroco a la construcción del personaje. Esto facilita cierto beneficioso alivio de una intensidad dramática que, con otros criterios de dirección, podría haber resultado abrumadora.

Se me antoja necesario destacar la bellísima iluminación, a cargo de Miguel A. Camacho y Pedro Yagüe, que siempre rema a favor del texto y que evoca con especial acierto desde las noches de vigilia de la entrañable enfermera a los momentos de conformidad o las explosiones de efímera alegría.

Por último, la música, que es la otra gran protagonista de este montaje, interpretada al piano por Isabel Zamora impregna la función de un profundo carácter melancólico no ajeno al secular fatalismo español.

En resumen, una dramaturgia de texto luminoso –para hablar de oscuridades–, que lejos de lo que se pudiera pensar reafirma la fe en el género humano, capaz de lo peor, pero también de lo más elevado. Una propuesta necesaria que cuenta con todos los elementos que se pueden exigir a un montaje para ser llevado a un gran teatro donde el público, de forma masiva, pueda disfrutar de todo este talento y reflexionar con las intensas vivencias de este ser humano tan especial.

Foto: Javier Herrero
Foto: Javier Herrero

Este es, sin duda, el teatro que envenena, el que hace aflorar la esperanza, el que nos conmueve y nos motiva, y el que nos apremia a intentar ser mejores.


FICHA:

Autora: MARÍA JOSEFA CANELLADA
Dramaturgia y Dirección: ANA ZAMORA
Interpretación: EVA RUFO
Interpretación Musical: ISABEL ZAMORA
Vestuario: DEBORAH MACÍAS
Escenografía: DAVID FARACO
Selección, arreglos y dirección musical: ALICIA LÁZARO
Músicas: FALLA, CHOPIN, SCHUBERT, PONCE, COUPERIN, LÁZARO
Iluminación: MIGUEL A. CAMACHO / PEDRO YAGÜE
Voz y Palabra: VICENTE FUENTES
Diseño y Realización del suelo: RICHARD CENIER
Producción: GERMÁN H. SOLÍS
Coordinación Técnica de la producción: FERNANDO HERRANZ
Ayudante Artístico y Foto de cartel: PILAR PEÑALOSA
Ayudante y Técnico de Iluminación: ANTONIO SERRANO
Realización de Vestuario: ÁNGELES MARÍN / DEBORAH MACÍAS
Realización de Escenografía: PURPLE- SERVICIOS CREATIVOS, DAVID FARACO, CLEDIN- ART,
LIBRIS ENCUADERNACIÓN
Fotografía: EDUARDO GARCÍA / PILAR PEÑALOSA


FUNCIONES:

– Del 20 de abril al 8 de mayo Madrid en la Sala José Luis Alonso del Teatro de la Abadía

Entradas: aquí

Dossier: aquí


 

 

Crónica de «Masked» de Ilan Hatsor

 

Masked - Cartel

Masked (Enmascarado) del dramaturgo israelí Ilan Hatsor (1964) es un texto escrito en 1990, hacia el final de la Primera Intifada (1987–1993), que reflexiona sobre las motivaciones –no siempre comprensibles a primera vista– que dirigen el comportamiento de las víctimas de conflictos fuertemente enquistados en el tiempo.

No es fácil acceder a un texto dramático sobre el conflicto palestino-israelí que no esté escrito con intención propagandística desde la trinchera de uno de los dos bandos enfrentados. Tal vez por eso, Masked ha gozado desde su estreno en Israel en 1990 de una gran difusión en teatros de todo el mundo. Uno de los hitos de este montaje fue su presentación  en el Off-Broadway Festival en 2007 donde recibió una acogida entusiasta.

Masked, escrita originalmente en hebreo, ofrece una visión del conflicto con vocación de objetividad en la que se contrastan diferentes opciones vitales, diferentes formas de construir la supervivencia en el contexto de una sociedad sometida a un estrés político prácticamente insoportable. La obra ayuda a entender los devastadores efectos que pueden llegar a tener los conflictos armados internacionales en el corazón del pequeño núcleo familiar.

A través del drama de una familia palestina que vive en la Cisjordania ocupada en la década de los 90 del pasado siglo, es decir, en plena primera intifada, conoceremos las complejas relaciones entre los propios miembros de la familia y de estos con el poder de ocupación israelí, con los grupos de resistencia y el resto de los conciudadanos de la localidad en la que habitan. Un laberinto de relaciones e intereses políticos y personales que no siempre dejan en buen lugar a sus protagonistas.

El acierto de Hatsor es presentar estas servidumbres y debilidades desde una posición de mero observador, dejando que cada protagonista haga su propio alegato. De esta forma, liberados del insistente y molesto componente pedagógico de otros textos, el espectador puede acercarse a la psique de cada uno de los hermanos, libre de la predisposición que habitualmente quieren inocular los autores comprometidos con alguno de los bandos en liza.

Somos así capaces de reconocer en las debilidades de los tres hermanos (y, del  tirón, evocar alguna de las nuestras), además de compartir, si no sus deserciones, al menos sí los miedos que las provocaron aproximándonos de una manera más eficaz a sus vidas y tragedias.

Huyendo de una visión simplista de buenos y malos se desvela el trágico destino de los que, sumergidos en una espiral de destrucción, a veces no tienen más alternativa que allanarse a la voluntad del enemigo o justificar su existencia construyéndose una biografía heroica en la que necesariamente se antepone la causa por la que se lucha y la fidelidad a la ideología al bienestar de los individuos aunque éstos sean los miembros de la propia familia. Unas tensiones feroces que cristalizarán en un desenlace inesperado de tintes clásicos que no es sino el epítome de la paranoica existencia de los atribulados protagonistas.

Esta producción, que ya estuvo en El Sol de York (2012) y en Teatro de la Guindalera (2013), tiene con una escenografía austera pero efectiva en la que no falta la carga simbólica en muchos de sus elementos. Las interpretaciones son convincentes destacando la de los hermanos mayores encarnados por Antonio Lafuente y Pedro Santos.

Una función inteligente con el atractivo de ser exigente para el espectador al que, insisto, se le presentan los hechos desde un punto de vista que favorece la reflexión.

Muy recomendable.

Masked - 2


EQUIPO ARTÍSTICO

DRAMATURGIA: Ilan Hatsor
DIRECCIÓN: Iria Márquez
TRADUCCIÓN: Álvaro Vázquez (a partir de la versión en inglés de Masked Escrita por Ilan Hatsor escrita originalmente en hebreo y traducida al inglés por Michael Taub (Ed. Samuel French. INC)
REPARTO: Pedro Santos / Carlos Jiménez Alfaro / Antonio Lafuente – Mon Ceballos


FICHA TÉCNICA

DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Sergio Balsera
ESPACIO SONORO: Víctor Abad
ESCENOGRAFÍA y VESTUARIO: Iria Márquez
PRODUCCIÓN: ARPILLERA TEATRO
FOTOGRAFÍA: JULIO CASTRO 2012


FUNCIONES

Teatros Luchana desde el 3 de septiembre al 30 de octubre de 2016 (sábados a las 19:45 y domingos a las 19:00)
Entradas: aquí
Duración: 80 minutos

Teatros Luchana
c/ Luchana 38, Madrid
Tel.: 917 377 684